FOTO DE ARCHIVO: Conferencia Bitcoin Miami Beach 2022

FOTO DE ARCHIVO: Conferencia Bitcoin Miami Beach 2022Marco Bello (Reuters)

La aprobación de la normativa europea MiCA el pasado mes de abril supuso un antes y un después en la regulación del mundo de las criptomonedas. Este mercado nació como un campo sin ley al más puro estilo salvaje oeste, con la capacidad de generar retornos exponenciales, pero también enormes pérdidas, fraudes, malos comportamientos, quiebras de empresas (como el caso de FTX en Estados Unidos) o tempestades (como la provocada por Binance). El interés por estos activos sigue creciendo a pesar de las crisis, las demandas, las advertencias de los reguladores e incluso el azote del criptoinvierno, lo que explica que los bancos tradicionales estén muy interesados ​​en entrar en el mercado una vez que Europa haya establecido un marco regulatorio que no elimine todos los riesgos pero sí establezca reglas y un entorno legal razonablemente claro.

Hace apenas un año, la AEB presionó por medidas regulatorias que limitaran el riesgo de operar con criptomonedas, para que no quedaran excluidas de la posibilidad de prestar servicios a los clientes. A medida que surgen las regulaciones, los grandes bancos ya están trabajando con la industria fintech para encontrar soluciones tecnológicas que permitan a las entidades operar utilizando criptoactivos y brindar a los clientes minoristas seguridad no en términos de estabilidad de precios sino en términos de custodia y gestión transparente de inversiones. Si bien existen cientos de empresas fintech y tecnológicas en el mercado, el desafío es encontrar socios confiables con las capacidades suficientes para cumplir con los requisitos de los grandes bancos en el marco de una industria en auge, donde los neobancos se muestran más flexibles y versátiles.

MiCA, como toda la normativa europea, es de aplicación directa, aumentando los requisitos de transparencia y control de plataformas y operadores, lo que aportará una mayor protección a los inversores, especialmente a los inexpertos, pero no formará un paracaídas perfecto, ni contará con una red de superposición equivalente a la gestión financiera tradicional. La propia CNMV lanzó tal advertencia el pasado mes de febrero, recordando que las reglas no eran una «panacea» y no eliminarían «todos los riesgos».

Más allá de la controvertida utilidad que hoy puede tener invertir en criptomonedas para los clientes minoristas, la entrada de los bancos en la industria constituye una garantía de profesionalismo y competitividad en el servicio, lo que es positivo tanto para el mercado como para los inversionistas.

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