El registro de patentes revela el gran esfuerzo de los fabricantes por innovar, que no siempre termina con los productos en el mercado; por diferentes razones, algunos productos aún se encuentran en proceso de producción y nunca han sido aprobados para su producción y comercialización. La empresa de comercio electrónico Simple Ghar reúne algunas de estas ideas, entre disruptivas e innovadoras, y un día las grandes empresas tecnológicas decidieron patentarlas pero nunca pensaron en comercializarlas.
Imagina dejar caer tu teléfono al suelo, pero estás seguro de que la pantalla saldrá ilesa, no por su resistencia, sino porque hay una cubierta innovadora para protegerla. Nos referimos a iShield, una curiosa patente registrada por Apple que incluye sensores y previene desastres en caso de caída. El principio del sistema es muy similar al de un airbag de coche: unos sensores detectan la caída libre del iPhone, momento en el que las cuatro patas situadas en los extremos de la pantalla y ocultas debajo de la pantalla se abren para que nunca toque el terrestre.
Desafortunadamente, ni esta idea, obviamente brillante, ni las otras contenidas en este artículo, llegaron a buen puerto. A menudo, las marcas poseen múltiples patentes, de las cuales solo unas pocas terminan en productos en el mercado.
“Desde las patentes hasta el mundo real, siempre hay un universo de distancia”, explica Álex Barredo, fundador del popular podcast tecnológico Mixx.io. “En muchos casos, un producto final no solo requiere de decenas o cientos de patentes acumuladas a través de varios procesos, sino que también requiere la autorización de patentes extranjeras”, agregó.