El 16 de agosto de 2021 explotó el edificio de la alcaldía de Benito Juárez por acumulación de gas.Daniel Augustus (cuarto oscuro)
Tradicionalmente, el término cártel se ha asociado con organizaciones criminales que trafican con armas o drogas. Sería bueno si ese fuera el caso. Debido a la corrupción, México ha diversificado el concepto a extremos inesperados. Los cárteles ahora pueden tener muchos apellidos: huachicol, basura, gas, o cualquier otro apellido de un monopolio de la red criminal. Ocuparnos en estos días es el cartel de bienes raíces, planteado por unas pocas personas inteligentes en la oficina del alcalde de Benito Juárez, la capital de México. Con la connivencia de autoridades públicas, partidos políticos y empresarios, se pone en marcha la maquinaria corrupta y se hace dinero. Año tras año, nadie lo detuvo.
Lo bueno de este caso, si acaso, es que el marco se va al garete por culpa de una lavadora, y un día de sol lo hace explotar. Para qué consultar en la fiscalía o inspección local si contamos con la participación desinteresada de la lavadora. Da la casualidad de que los señores del negocio ilegal, asustados por el escándalo de las lavadoras y la información y los nombres de los propietarios que las inspecciones podrían haber generado en los departamentos, dieron algunos pasos en falso. Las medidas para proteger la red de edificación ilegal han tenido el efecto contrario, la investigación que ya estaba en curso recibió de repente información, pruebas y pistas relevantes, conectando los puntos. Las personas inteligentes también cometen errores.
Pero ese es el primer capítulo. Un segundo problema revelado recientemente por este periódico nos dice muy claramente por qué los malos hacen el mal: porque lo permiten. La alcaldía Benito Juárez ha vivido en los últimos años un boom inmobiliario que cualquier ciudadano debe considerar, en México y Pernambuco vía Madrid. Las autoridades, en especial, vigilando el cumplimiento de la ley en la materia, saben que en muchos casos la construcción sin escrúpulos es una fábrica de colusión. Pero Georgina Zerega está aquí para contar lo último sobre cómo se toma en cuenta la ley en este lucrativo negocio. En 2014, la Secretaría de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial (PAOT) de la Ciudad de México informó al entonces alcalde Jorge Romero, actual diputado del Partido Acción Nacional (PAN), de diversas irregularidades en al menos siete inmuebles.
Aparentemente, el alcalde no se dio cuenta. Ahora bien, cuando la Fiscalía de la Ciudad de México interpuso una demanda contra el Cártel Inmobiliario de Juárez (gracias la lavadora), la empresa era Luis Viscaino, director jurídico y de gobierno de la alcaldía de 2009 a 2016. Sus huesos fueron encontrados en la cárcel de Vizcaíno y acusado de enriquecimiento ilícito. Buscan a Nicias Aridjis Vázquez, entonces director de obras públicas de la alcaldía, sospechoso de mala conducta entre 2006 y 2018. En ese momento, los ciudadanos estaban realmente hartos de denunciar y denunciar violaciones en el atributo. Hay tantos reclamos de autoridades investigando y haciendo recomendaciones. Pero nada. La lavadora benévola tuvo que explotar, y que Dios esté en sus brazos y que la maraña de corrupción comience a desmoronarse. Estén atentos a los próximos capítulos.
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