Los adolescentes consumen pornografía. Este es un hecho comprobado por datos e investigaciones, esto es algo que ha estado sucediendo a lo largo de nuestras vidas y no debería sorprender a nadie. Aunque este, como muchos otros aspectos de la sociedad, ha evolucionado con la llegada de internet y las redes sociales. Revistas o cintas que alguien mostraba en secreto a sus amigos hace 20 años ahora se han convertido en fotos y vídeos que los jóvenes envían a través de chats de WhatsApp o…
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monitorear responsablemente
Aunque no es tan popular entre los jóvenes como Discord o TikTok, Telegram también tiene sus canales oscuros. Algunas de estas aplicaciones de IA tienen grupos con cientos de miles de suscriptores, lo que le permite acceder a la web directamente desde la plataforma de mensajería. La regulación es prácticamente inexistente ya que para acceder debes confirmar que eres mayor de 18 años pulsando un botón, no hay otro tipo de controles ni demasiadas dificultades. «Este es el peor de los casos. Estas cosas no son nada complicadas. Para los niños modernos, usarlas es tan fácil como andar en bicicleta. Lo que sucede es que los padres viven en un mundo paralelo y no hacen ningún esfuerzo por educar a sus hijos en Internet, nos interesa lo que estamos haciendo en ese momento”, lamenta Talía Rodríguez Martelo, profesora de la Universidad de Vigo y experta en educación digital.
Rodríguez advirtió que herramientas como el control parental son inútiles para los adolescentes, aunque reconoció que son mecanismos necesarios para limitar el uso de contenidos online por parte de los más pequeños. «Por cada control parental, en alguna edad sabrán 20 trucos más que tú. La brecha generacional existe, un chico de 15 años sabe más que sus padres porque estuvo expuesto a la tecnología al nacer. Está rodeado», explicó.
En estos casos, Rodríguez reconoció que la prohibición era ineficaz y que la forma más efectiva de monitorear a sus propios hijos era compartir con ellos el tiempo que pasaban frente a las pantallas. «La conversación es importante, pero no puede tratarse sólo de temas serios. También hay que acompañarlos en cosas que sólo les interesan y saber de qué hablan cuando mencionan este u otro ancla. Entender lo que hacen». volver a compartir”.
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