Este poemario de Andrés Neumann es un diálogo tenaz con una madre enferma, y la clave es la delicadeza
Este nuevo libro de Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) tiene muchos diarios o cuadernos de despertar. Escrito originalmente en 2006-2007, cuando su madre tenía una enfermedad terminal, y revisado quince años después, Todo esto es una conversación tenaz y continua.
Este nuevo libro de Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) tiene muchos diarios o cuadernos de despertar. Escrito originalmente en 2006-2007, cuando su madre tenía una enfermedad terminal, y revisado quince años después, Todo es un diálogo tenaz y continuo con la figura descolorida de mi madre.un tú -un tú, mejor- se evidencia desde el primer verso: «Hermosa tú, tan rota, / Tus obras tan ciertas».
Sus cuarenta y seis poemas, generalmente breves y menos artísticos, hacen varias cosas a la vez, y todas ellas bien: Acompañar, dar consuelo (sin sentido); ser partícipe del ambiente de espera, sueño y oscuridad de la enfermería.; Un espacio abierto pacífico y exquisito cerca de la muerte, donde la muerte nunca cesa.
El gusto es clave. Él mismo dice al principio de estas páginas: “Ahora sufres y me miras, / creo medio verso, / pulmones ovalados«. Pero eso no impide que imágenes sorprendentes tomen forma de aforismos y les otorguen unidad a lo largo del libro con un tono epigramático, casi epigramático. Neumann era un maestro en aprovechar la paradoja y convertirla en un motor para pensar y sentir.. De vez en cuando resonaban preguntas, preguntas casi increíbles, sobre lo que iba a pasar.
Esta incertidumbre sobre el futuro –un futuro vacío y ausente– significa Otra pregunta sobre el pasado, el camino que recorrieron madre e hijo para llegar a donde están hoy..Mientras leemos, el impulso de identificación domina el libro: “Cada vez haces menos, madre,/Te duermes cada vez más en serio./Te haces más pequeña//y yo desaparezco”. Un impulso que se traduce en lecciones de vida y agradecimiento por “tener”. Sabiduría y esperanza.
El cuerpo enfermo de la madre es otro protagonista del libro, pero siempre es vista y contada con una actitud tierna y un espíritu barroco que ve la belleza imborrable de la vida en los signos de la muerte.
