Santiago Cirugeda:

La entrevista es a las 18.00 horas de julio en Sevilla, al aire libre. Resultó ser el primer día que muchos pudieron soportar el calor, con agradables brisas marinas bajo los árboles de la Alameda de Hércules. El arquitecto Santiago Cirugeda (Sevilla, 51) está acostumbrado a correr riesgos. Y salga con gracia, con una sonrisa completa. Su especialidad es eludir la ley, o saltársela cuando sea necesario, para que la burocracia -la alegría del «volver mañana» en el ADN español- no acabe abrumando. O asfixiarlos…

pedir. Muchas escuelas te piden ayuda para crear sombra y en algunas cortan cemento y replantan árboles que el ayuntamiento taló, ¿es así?

Respuesta. ¿Qué vamos a hacer? No me importa si el técnico municipal decide no plantar árboles en el patio, pero los niños y los maestros necesitan sombra. Los directores encontraron una forma legal: informaron al ayuntamiento que trabajarían en jardinería sin un técnico: cortamos el pozo de concreto y volvimos a colocar el árbol en su lugar. El ayuntamiento se enteró, pero a quién le importa. Que venga la policia…

P: ¿Por qué recurrir a lo legal, incluso a lo ilegal?

R. Porque todo el que nos llama es un familiar, una asociación comunitaria o un enfermo mental con un problema que la administración pública no puede solucionar. Las personas discretas están cansadas y desesperadas. Nos vieron como el último recurso para encontrar una solución, no se puede desperdiciar energía, la alianza que tenían en ese momento. No se les puede decir que tienen que esperar dos años para entrar en un proceso administrativo reglamentado. No puedes. Si esperas, los cargas.

P: Entonces, ¿qué harán?

R. Tenemos la capacidad o la capacidad de arriesgarnos -eso nos dicen en el Colegio Profesional de Arquitectos- de iniciar un proyecto sin cumplir con el plazo del permiso o ciertos requisitos de la ciudad. Hacemos esto porque lo que queremos es la realización de otros derechos fundamentales. De hecho, existen leyes urbanísticas locales que impiden el desarrollo de aparentes derechos naturales.

P: Por ejemplo…

R. El derecho a una vivienda digna. Trabajamos en los barrios más afectados como Sevilla, Madrid o Barcelona, ​​donde las casas tienen 38 metros de altura…algunos intentan justificarlo: se hicieron antes…me da igual que sean de setenta en los años. No se puede vivir allí con dignidad, solo hay que mirar lo que sufren esas familias durante el parto. Y para cambiar legalmente esas casas habría que cambiar el plan general de la ciudad o las leyes del suelo, algo que nunca sucederá. ¿Y usted?

P. Iba a preguntarte…

R. O emprendes estas mejoras y ampliaciones con cierto riesgo de infringir la ley, o te quedas sentado mirando. Por supuesto, lo hacemos para respetar el derecho a una vivienda digna. Paradójicamente: a veces hay que ser ilegal para cumplir con la Constitución. Un hogar digno es bueno para una vida normal, un buen trabajo, bueno para los ancianos, bueno para la familia. En otras palabras, son muchos los derechos que se realizan a través del derecho a una vivienda digna. No es solo para una cama…

P. También corren el riesgo de implicar en su trabajo a menores, personas con problemas de salud mental…

R. Durante 25 años, hemos tenido más de 8,000 voluntarios capacitados o tratados y nunca hemos tenido un accidente. No hay estrés laboral ni prisas por sacar provecho de nuestro trabajo. La gente se detiene para hablar de su vida y fuma un cigarrillo. Si tardamos dos años, bien, si tardamos cinco, mejor. La terapia en sí es trabajo y se siente útil.

P: ¿Dudas de estar haciendo lo correcto?

R. Duda, cansancio… El otro día busqué el consejo de un magistrado especializado en urbanismo y le pregunté si podía aprobar una ley en su lugar. Me dijo: Santi, sigue cargando la ley. no vuelvas

Suscríbete para seguir leyendo

Leer ilimitado

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí