El cambio en el directorio de Ecopetrol parece ser un mensaje tranquilizador en medio de la incertidumbre sembrada por el lamentable anuncio del ministro de minas y energía sobre el futuro de los hidrocarburos de Colombia. Con suerte, el gobierno tomará más medidas en el futuro para restaurar la confianza en la economía colombiana.

Puede parecer una exageración decir que el futuro de nuestra economía depende de una de las cientos o miles de empresas estatales. Sin embargo, cuando se conoce la importancia de Ecopetrol en la exploración y desarrollo de todos los recursos naturales de propiedad colombiana, se mantiene su aporte a las finanzas del país, su capacidad para atender las necesidades del país y generar estabilidad y confianza en las divisas. hay que admitir que esta afirmación no es suficiente.

Así, Ecopetrol es el centro neurálgico de Colombia, fuente de estabilidad, bienestar y credibilidad, más aún cuando se reconoce su gestión y la competencia de funcionarios altamente calificados. La evidencia está en los graves problemas que se presentan, cuando la ministra Erin Vélez cuestionó la continuidad de la política petrolera, lo que también asestó un duro golpe a las finanzas de la empresa, sin proponer una alternativa creíble para extraer petróleo y gas en nuestro país.

Luego de las protestas por la designación de la nueva junta directiva de Ecopetrol por parte del anterior gobierno nacional, el presidente Gustavo Petro comenzó a hacer lo que permiten los estatutos de la entidad: realizar una asamblea general extraordinaria para preservar su propiedad en un 88% y elegir nueva junta directiva. Entonces, esto muestra que las instituciones y los sistemas legales funcionan y que no hay necesidad de crear conflicto donde no hay conflicto.

La junta general nombró una nueva junta, conservando varios miembros anteriores y nombrando a los propuestos por el gobierno. Ahora se debe reconocer que la nueva junta estará compuesta por personas con experiencia y conocimiento, lo que sin duda ayudará a superar las incertidumbres de las últimas semanas.

Pero aún faltan decisiones fundamentales sobre la salud de Ecopetrol, como algunas medidas para revisar la reforma tributaria. Sería mortal para ella y para PeriodistasdeGénero imponer cargos adicionales, como cambios al régimen de zonas francas que afecten a sus refinerías, regalías no deducibles o recargos en el impuesto a la renta. El fiscalismo exacerba los ingresos propios del Estado.

Quedan pendientes las correcciones a la amenaza de futuras exploraciones y exploraciones no autorizadas de hidrocarburos que afecten la confianza en Colombia. Sin embargo, el destello de buena voluntad que permite que esa amenaza se desvanezca y restaura parte de la calma perdida por la ideología y las declaraciones imprudentes parece haberse insinuado.

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