El presidente de Colombia, Gustavo Petro, saluda mientras se reúne con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en Caracas, el 1 de noviembre de 2022.Leonardo Fernández Viloria (Reuters)
El presidente colombiano, Gustavo Petro, ha mantenido una distancia inusual con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH). Tras pedirles que intervengan en la crisis política de Perú en apoyo a Pedro Castillo, este miércoles dijo en su red social: “La crisis de Perú, la detención de un presidente electo sin juez y defensa El papel de la Convención Americana en el proceso judicial latinoamericano sistema ha sido seriamente cuestionado».
Con esta declaración, Petro consideró que no se podía cumplir con la solicitud que hizo a la CIDH el jueves pasado para proteger a Castillo, lo cual fue evidente en ese momento. El presidente colombiano ha pedido a la agencia de la OEA que tome precauciones a favor del expresidente peruano. Sin embargo, la CIDH anunció que reconoció la “respuesta democrática” de instituciones de países vecinos.
Petro conoce bien el sistema judicial interamericano, que promueve el respeto de los derechos humanos en los países que integran la Organización de los Estados Americanos. Recurrió a él en 2013 cuando la fiscalía general lo despidió como alcalde de Bogotá por no implementar un nuevo modelo de inodoro. La Corte Interamericana le dio la razón en 2020: declaró que el gobierno colombiano había violado sus derechos políticos y que debía quitarse la potestad de las entidades afines para destituir a los funcionarios de elección popular.
La declaración de hoy refuerza la posición que tomó Colombia el martes, cuando la Cancillería de Colombia emitió un comunicado conjunto con los gobiernos de México, Argentina y Bolivia. En él, cuatro gobiernos de izquierda expresaron su preocupación por los hechos que llevaron a la deportación y detención de Castillo.
«Nuestro gobierno llama a todos los participantes en el proceso anterior a priorizar la voluntad ciudadana declarada en las urnas. A juicio de los cuatro dirigentes, el exdirigente sindical «desde el día de su elección fue víctima de un acoso antidemocrático».
“No es novedad para el mundo que el presidente Castillo, desde el día de su elección, fue víctima de hostigamiento antidemocrático, en violación del artículo 23 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, “Pacto de Costa Rica”, aprobado el 22 de noviembre. 1969, y posteriormente fue tramitado judicialmente en la misma forma, en violación del artículo 25 de la referida Convención”, reza el texto, que llama a “todos los actores involucrados en el proceso anterior a dar prioridad a lo que dijo fue la voluntad de ciudadanos en la votación.