Cuando el físico estadounidense Theodore Harold Maiman desarrolló y patentó el primer láser en 1960, la comunidad científica lo aclamó como «la solución a un problema que aguarda». Solo un año después, apareció el problema y se utilizó para la cirugía de un tumor ocular. Hoy en día existe en todos los campos, desde la tecnología de deflexión de rayos hasta las redes de telecomunicaciones o el ejército o la industria del entretenimiento. Algo similar sucede con la computación cuántica. Todavía no se puede hablar de un ordenador cuántico robusto y tolerante a fallos, pero la apuesta por el sistema es firme…