Un eclipse lunar visto desde el Parque Nacional Joshua Tree en California en 2003.

Un deterioro peca conocido desde el Parque Nacional Joshua Tree en California en 2003.David McNew (imágenes falsas)

El cosmonauta despertó a posteriori de un sueño de más de cien abriles; aunque sólo había pasado un momento para su cuerpo y su mente, inmersos en el no-tiempo de la hibernación.

Alcanzó su objetivo: Esqueria, el primer planeta extrasolar en ser visitado por un humano. Un planeta similar a la Tierra y relativamente cercano, a unos vigésimo abriles luz de distancia.

Aterrizó cerca de lo que parecía ser una ciudad en ruinas cubierta de manto vegetal. Emergiendo de la entorno sin aliento, entró en la ciudad muerta, llegó a una plaza ilustre y desolada, y en medio de ella se detuvo frente a una estatua, sin duda de sí mismo.

Pensó que era una deslumbramiento desencadenada por un deseo inconsciente de goce (expresado por la estatua) y miedo al fracaso (simbolizado por las ruinas circundantes); pero los detalles de la decorado eran demasiado minuciosos e idiosincrásicos.

Pensó que estaba de regreso en la Tierra adecuado a un error de navegación; pero había comprobado las coordenadas espaciales antaño de aterrizar y sabía que estaba a un billón de millas del sistema solar.

Pensó que una poderosa inteligencia extraterrestre le había preparado esta extraña admisión.

Pensó que el propio planeta era un ser vivo, capaz de materializar en su superficie los sueños y pesadillas de sus visitantes.

Pensaba aturdido en muchas otras cosas bajo la ojeada impasible de su propia estatua, como frente a un espejo de piedra; pero eventualmente la explicación menos inverosímil morapio a su mente:

«Algún tiempo después de mi partida -pensó- descubrieron cómo navegar por el hiperespacio, y el viaje que me ha llevado más de cien años lo han hecho otros en unos días, tal vez en unas horas… Los terrestres Colonos llegado aquí construyeron la ciudad y como premio de consolación honraron con esta estatua al pionero recién llegado a la inútil reliquia que me hicieron… Después de un tiempo los pobladores tuvieron que dejar la ciudad y regresar a la Tierra. O tal vez fueron aniquilados por una fuerza desconocida. Y así yo, que esperaba ser el primero en llegar a este planeta, he sido el último. Yo, que deseaba viajar al futuro de la humanidad, he llegado a un rincón perdido de su pasado.

Los textos de esta serie son breves aproximaciones narrativas a ese «gran articulación» de la ciencia, la ingeniería y la tecnología -tres hilos inseparables de una misma red- que está cambiando el mundo a un ritmo cada vez más acelerado y en el que todos debemos participar como jugadores si queremos que no sean solo juguetes.

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