La legendaria actriz griega Irene Papas murió a la edad de 96 años en Chiliomodi, cerca de la ciudad de Corinto, donde nació y creció. En 2018, se hizo público que padecía la enfermedad de Alzheimer. Sus interpretaciones en las películas Los cañones de Navarone y Zorba, griegas le dieron fama internacional, pero su dilatada carrera incluyó cerca de 60 películas y numerosas obras de teatro, donde interpretó a los grandes de la Grecia clásica: Medea, Electra, Clitemnestra, Helena, Penélope, Antígona. , Anticlea, que la convirtió en un símbolo de la cultura griega.
Contemporánea de otra fabulosa actriz griega, Melina Mercouri, que estudió teatro en Atenas y trabajó en obras clásicas, muchas de las cuales fueron adaptadas a la gran pantalla años después por Michael Cacoyannis, entre ellas Antigone (1961), Electra (1962) o The Trojan. Mujeres (1971), esta última con Vanessa Redgrave y Katherine Hepburn. Fue el director estadounidense J. Lee Thompson quien la eligió para Los cañones de Navarone (1961) y la dio a conocer en todo el mundo. Otros vendrán después, como Zorba el griego (1964) de Cacoyannis; Z (1969), de Costa Gavras, o la última A Talking Movie (2003), de Manoel de Oliveira. También trabajó en la adaptación cinematográfica de 1976 de Bodas de sangre dirigida por Souheil Ben-Barka y la adaptación cinematográfica de 1999 de Yerma de Pilar Távora.
Anthony Quinn, Lila Koderova y Erin Pappas con el director Michael Kakoyannis en el estreno de «Zorba el griego» en París en 1965. Trapezoide (imágenes falsas)
Papá mantiene una estrecha relación con España. El 3 de julio de 1987 pasó en Extremadura una de las muchas noches memorables de su vida. Fue en el Teatro Romano de Mérida, donde asistió a la inauguración de la XXIII Muestra de Teatro Clásico Grecorromano, seguida de un recital de José Monleón con Poesía en el canto, del griego. La actriz protagonizó en solitario, acompañada únicamente de un pianista El Papa (se llama el gran Papa, hay un artículo adelante) hizo un gran espectáculo con fragmentos de obras clásicas como las Troyanas o Medea y de poetas contemporáneos como Cavafis.
La noche fue un infarto tanto para los organizadores como para el público asistente. Hubo un corte de energía y estalló una tormenta eléctrica. Al principio, estaba vestida de negro, sosteniendo una antorcha y salió del escenario como una diosa. De pie en el centro del escenario gigante de Mérida, comenzó a soltar un segmento de troianas con una voz inhumana. Toda la audiencia entendió griego esa noche. Justo cuando le hacía comprender de dónde procedía el dolor, cien veces aparecieron relámpagos en el cielo, seguidos de truenos, que no acallaron su voz. En la audiencia, Raphael Alberti lloró. Al término de ese irrepetible milagro, el público no solo aplaudió, sino que rugió.
Pero la noche no terminó ahí. Para el reducido grupo de privilegiados que la acompañaron tras el espectáculo, la magia continuó durante horas. Era un chiringuito en el lago Proserpina, cariñosamente o cruelmente llamado «la charca» por Méridas. Recitando poesía, cantando hermosas canciones con aromas mediterráneos, soltando risas… En algún momento de la madrugada, Erin se acercó a la orilla del lago, quizás para mojarse los pies, mientras su amiga Alberti seguía con la mirada a Ella, la diosa. , la ninfa, y tal vez la sirena del poema recitado… Emocionado, repetía una y otra vez que estaba pasando una de las mejores noches de su vida.
Esa noche, Erin Pappas comenzó a trabajar como mujer en el teatro en España, a donde regresó en varias ocasiones. En 1992, en la Olimpiada Cultural de Barcelona de 1992, se convierte en Medea bajo la dirección de Núria Espert. En 2001 participó en una versión de Las troyanas con La Fura dels Baus en Sagunto, donde se involucró en un proyecto para una escuela de arte dramático que compaginaría con las que dirigía en Roma y Atenas. Fue nombrada Directora Artística de la Fundación de las Artes Escénicas Ciudad de Sagunto. Pero su contrato fue rescindido a principios de 2005, y la actriz exigió entonces el pago de la tarifa total del contrato a la Generalitat.
La fama no la salvó del exilio. En 1967, Grecia inició una dictadura militar y la actriz se negó, razón por la cual se fue primero a Italia y luego a Nueva York con otros artistas. Fue durante esos años que se enamoró del famoso actor Marlon Brando, quien la actriz admitió tras su muerte que era el amor de su vida. Tras la caída del gobierno militar en 1974, Erin Pappas regresó a su país.
Se casó con el actor Alkis Papas en la década de 1940 (su apellido proviene de ella porque su apellido es Lelekou), y mantuvo una fuerte amistad con Andreas Papandreou, quien fue Primer Ministro de Grecia de 1981 a 1996.