Ceremonia religiosa por el asesinato de siete policías en Neva, 6 de septiembre de 2022.Presidencia de Colombia
Gustavo Petro no puede controlar la violencia que heredó de su antecesor, Iván Duque. Colombia está sumida en la violencia a pesar de la política de paz del nuevo presidente, que ha hecho de poner fin al conflicto con todos los grupos armados un objetivo clave de su mandato. Duque prioriza la acción militar y fortalece los operativos policiales y judiciales, mientras que Petro busca llevar la institucionalidad del Estado a todas las regiones, “unidad de mando de por vida”, pero esto no es suficiente. El país sigue siendo escenario de masacres, con 94 masacres este año, con 354 víctimas, y desplazamiento masivo, con 70.000 personas que tuvieron que abandonar sus hogares para huir de la guerra hasta noviembre.
Documentos del Instituto Indepaz para el Desarrollo y la Paz muestran que entre enero y octubre los asesinatos en masa fueron un 20% superiores a las cifras de todo 2021. «La diferencia aumentó sustancialmente en el primer trimestre del gobierno, a 38 por ciento», dice un informe del grupo, que sugiere que, hasta el momento, las políticas de seguridad del Petro no han significado un quiebre en la dinámica violenta. Ocho personas murieron en dos masacres casi simultáneas el pasado martes en Putumayo y Meta. En ambas regiones existen grupos disidentes de las FARC, en el caso de Putumayo también existe una disputa entre grupos mafiosos por las rutas del narcotráfico en la frontera ecuatoriana.
“La FIP advierte que las propuestas de seguridad están empantanadas en reformas modestas o insustanciales, como las de la policía y el ejército. No hay estrategias innovadoras, y es preocupante que las anunciadas giren en torno a la protección de los sistemas de seguridad y no de los ciudadanos”, Fundación Ideas para la Paz (FIP), afirmó en un informe sobre los cien días anteriores al mandato, Petro recibió al país en una situación crítica de seguridad y su política de paz favoreció el diálogo y la negociación, lo que significó que la preparación del país para la guerra cambió el discurso. pero esto sigue siendo válido para Arauca, Cauca, Chocó, Putumayo o Nariño, provincias que se repiten en la lista de regiones que han registrado más de una masacre este año.
El nuevo gobierno ha logrado reducir los enfrentamientos entre los grupos armados y el Estado, pero la situación humanitaria sigue arrojando cifras preocupantes. Las disputas territoriales entre grupos ilegales siguen siendo uno de los principales desafíos que enfrenta la política integral de paz. El director de Dinámica de Conflictos de la FIP, Jorge Mantilla, señaló las razones por las cuales el Petro no logró frenar la violencia. “Sobre todo se mantuvo la paz total en los anuncios. Por ejemplo, el cese al fuego multilateral del que se habló a fines de septiembre nunca se concretó. Tampoco hubo avances en los múltiples pronunciamientos sobre la reconciliación con los grupos armados. En Cauca, 7 de diciembre «Después de que seis militares fueran asesinados, la disidencia de las Farc reveló que no habría más reuniones y que el gobierno las bloqueó dos veces», señaló el analista.
Petro no especificó el método de negociación, ni estableció, o al menos no estableció públicamente, un marco legal para reprimir las bandas armadas. “Aún no se ha presentado el proyecto de ley, es decir que el pronunciamiento de la Alta Comisionada para la Paz y del Gobierno Nacional sobre la ‘paz integral’ no ha tenido impacto en el territorio”, dijo Mantilla en referencia al caso de Buenaventura. Allí han disminuido los homicidios y las grandes bandas.Desde el puerto, los Shottas y los Spartans hacen su primer intento de diálogo pacífico entre las bandas. «Sin embargo, quedan dudas sobre otras estructuras armadas, especialmente en las zonas rurales de Buenaventura, lo que lleva a un aumento de las amenazas y el desplazamiento de personas», dijeron los investigadores.
El registro de la masacre colombiana está en gran parte en manos de grupos de derechos humanos. El gobierno guardó silencio sobre ambos incidentes la semana pasada, mientras que ONG como Indepaz continuaron escribiendo en blogs sobre las víctimas de los asesinatos en masa. En cuanto a los de Putumayo y Meta, el grupo dijo que las víctimas fueron atacadas por hombres armados que no se identificaron como miembros de ningún grupo ilegal. En ambas zonas actúa el Frente Disidente de las FARC y, en el caso de Putumayo, el poder territorial se disputa entre los llamados Comandos Fronterizos (grupo de exguerrilleros de las FARC) y La Constru (grupo de paramilitares desmovilizados).