San José, 12 de agosto (Elpaís.cr). – La Federación Ecológica de Costa Rica (FECON) condena la legalización del tráfico de vida silvestre por conducir a la extinción de la vida silvestre de nuestro país.
El proyecto de ley 23.376, propuesto por el Partido Liberal Progresista (PLP), no tiene respaldo técnico para justificar estas profundas reformas a la Ley de Vida Silvestre (LVS), pero también traería cambios peligrosos para la conservación y sostenibilidad de Costa Rica. Ficon.
La más grave es la reforma del artículo 79 de la Ley de Vida Silvestre (LVS), en la que el PLP quiere legalizar la exportación, importación o tráfico de animales y plantas y sus productos, partes o derivados en el anexo de la Convención. Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (citado).
En una presentación, FECON declaró que la reforma convertiría al país en un festival de vida silvestre, violando así varios acuerdos internacionales y también poniendo en alto riesgo nuestra biodiversidad, solo por alimentar el mercado global poco ético de especies en peligro de extinción. a este medio.
Aseguró que “Costa Rica ya enfrenta una enorme presión sobre la biodiversidad por el tráfico ilegal de animales, plantas e insectos”.
Hubo 156 denuncias por comercio, tráfico y traslado de vida silvestre en 2019, ascendiendo a 253 en 2020 y 364 en 2021, según la Procuraduría Ambiental de Tierras del Ministerio Público.
“Esto demuestra que hay una presión cada vez mayor sobre la biodiversidad de las prácticas de extracción, y con la legalización de las exportaciones de vida silvestre, tendremos actores muy agresivos en PeriodistasdeGénero tomando lo que quieran”, señaló.
Aunado a esto, liberalizar la importación de vida silvestre de otros países tendrá graves consecuencias para las especies invasoras que afectan los ecosistemas, la salud pública y la agricultura. Claramente, la propuesta del grupo de Eli Feinzaig es irresponsable, señaló FECON.
Los ecologistas le piden que recuerde que la vida silvestre de Costa Rica es un bien de dominio público. “Por lo tanto, es deber de la sociedad costarricense protegerlo y protegerlo, y no debe ser considerado una mercancía”.
También denunció que el PLP no solo pretende legalizar el tráfico de especies protegidas e incluso en peligro de extinción, sino que también quiere allanar el camino para que los criaderos de vida silvestre puedan manipular los productos de los animales silvestres con el único fin de vender (nacional o internacionalmente) ) Flora y fauna.
“La legalización de granjas que comercializan especies en peligro de extinción pone más presión sobre estas plantas y animales, ya que deben ser constantemente sacados de sus hábitats para alimentar la cadena reproductiva de los individuos en cautiverio, es decir, si no se saquea el ecosistema, la cría en cautiverio con fines comerciales no es posible”, explica FECON.
Además, vale la pena señalar que el preámbulo de la Ley (que explica el fundamento de esta reforma) solo habla sobre la elaboración y aplicación de leyes y reglamentos, que no es responsabilidad de la legislatura o la legislatura. Una pequeña parte de la representación, ya que esta tarea corresponde al poder ejecutivo.
Cabe recordar que el Reglamento de la Ley de Vida Silvestre se elaboró en 2017 en colaboración con expertos en la materia, con la participación de académicos, investigadores, representantes de ONG, expertos del MINAE y SINAC.
Esta disposición ha pasado por varios asuntos en la Sala Constitucional, recursos y acciones judiciales anunciadas por magistrados, dejando claro que son disposiciones de nuestro ordenamiento jurídico. Pero muy específicamente, la justificación para reformar las leyes de la república fue que al PLP no le gustó la disposición, mostrando la incompetencia de la bancada Liberal Progresista, afirmando FECON.
Al final, los grupos ambientalistas insistieron en que la reforma a la Ley de Vida Silvestre “sin duda es regresiva, por lo que contradice nuestro ordenamiento jurídico en materia ambiental y no pasa filtros institucionales como la Contraloría General de la República o la Cámara Constitucional de Comercio”.
“Aún así, esta ley encontrará una fuerte oposición de toda la sociedad costarricense, en especial del movimiento ambientalista”, promete la FECON.