La Junta de Andalucía ha abierto otro frente en la función pública. A los enfrentamientos con los «opositores fantasmas» que estuvieron dos años esperando a que se resolviera el proceso de selección, los candidatos interinos despedidos tras 30 años de servicio ininterrumpido, y el insólito repunte de las apelaciones, se suman ahora las denuncias de los opositores de los grupos A1 y A2 que han condenado la última revisión de su oposición como una injusta carnicería, con el insólito resultado de que más del 40% de los escaños convocados permanecen vacantes.
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Si bien el proceso no está completo, los opositores tienen pocas esperanzas de revisiones. De confirmarse, la oposición ocupará solo 129 y 82 plazas (59% en total) de las 344 plazas y 165 plazas convocadas respectivamente para los Grupos A1 y A2 acumuladas en 2019-2021.
«Después de aprobar los tres exámenes, a todos no les puede ir tan mal. ¿Por qué abren las manos por un lado? [en otros procesos selectivos] Por otro lado, ¿se conducen mucho? preguntó un opositor de la próxima acreditación, quien pidió no ser nombrado, señalando los criterios del comité de selección.
«La IAAP tiene el deber moral de garantizar a los miembros del tribunal el cumplimiento de su misión, que es elegir a las personas mejor preparadas para ocupar los puestos que se ofrecen. «La media cobertura significa que el tribunal no está haciendo su trabajo», ha criticado Miguel Ibáñez, portavoz de la Unión Andaluza de Funcionarios Públicos.
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Según estos opositores, unas 50 personas han presentado reclamaciones formales ante la Consejería de la Función Pública, el Instituto Andaluz de Administraciones Públicas y el Defensor del Pueblo. Algunos sospechan que el número inusualmente alto de vacantes puede tener algo que ver con un proceso constante de trabajadores temporales contratados por el gobierno en violación de la ley durante años, que ahora deben pasar por un proceso inusual que está completando el gobierno militar andaluz para encontrar trabajo.
“El problema es que se combina todo”, comentaba un opositor con muchos años de experiencia en el Gobierno militar andaluz: “Todo depende de las expectativas y de lo que haga falta por temas electorales, acuerdos con sindicatos, convenios interinos…”. Un portavoz de las SAF lamentó que las ubicaciones proporcionadas no estuvieran cubiertas y consideró que no eran ubicaciones «reales».
“Estos puestos son puestos post-jubilación que ya han sido adjudicados y no están vinculados a trabajadores ocasionales estables. Para aquellos que queden vacantes, la transición continuará y se volverá a ofrecer a través del proceso normal”, explicó un vocero del ministerio. La Comisión reconoció que había recibido 18 reclamaciones y había pedido al comité de selección que explicara los criterios de corrección, pero negó que hubiera una instrucción de ser más o menos estrictos en las correcciones, según la conveniencia. «Nunca hubo una decisión de no sobrescribir donde eliminamos, es ilegal y es ridículo».
Un total de 2.542 opositores compitieron por 344 plazas bajo la convocatoria del Grupo A1 (el órgano superior administrativo general). 344 candidatos fueron respaldados en el primer ejercicio, pero solo 319 participaron en el segundo ejercicio. De estos, se aprobaron 215 puestos y quedaron vacantes 129. Entre las 165 plazas del Grupo A2 (Grupo de Gestión Administrativa), se presentaron 2.763 opositores. Solo 148 personas fueron llamadas a rendir el segundo examen, de las cuales 10 no leyeron las preguntas y 55 reprobaron. Al final, solo se aprobaron 83, por lo que hubo 82 vacantes, lo que representa la mitad de ellas.
El gobierno militar de Andalucía (junto con otras administraciones públicas) tiene hasta finales de 2024 para reducir el tipo impositivo temporal hasta un máximo del 8%. Ni siquiera cubrir la posición reclamada por la oposición liberal no da en el blanco.
‘Es un abuso’
“Tengo dos hijos pequeños y un trabajo de pocas horas que le paga a la oposición. Estamos demasiado metidos en esto para verlo como el último eslabón. Es un abuso”, entregó Marta (seudónimo), de 39 años, a la administración (A2). Después de aprobar el primer examen de opción múltiple, estuvo a tres puntos (de 30 puntos) de aprobar el examen de extensión temática.
Marta asegura que hay decenas de candidatos que se están quedando atrás como ella. «¿Un primer pase tan difícil, solo unas pocas personas tienen la capacidad de pasar y obtener una posición?», se preguntó.
Los opositores argumentan que la pequeña diferencia numérica entre las docenas de puntajes para reprobar y aprobar contrasta con la discreción y la falta de especificación de los elementos (ítems) en los que se basan los puntajes. Como resultado, las puntuaciones de las pruebas de desarrollo se detallan con cuatro decimales, pero los criterios para evaluar las «habilidades blandas» y las puntuaciones máximas asignadas a cada subtítulo para los ejercicios que ya no están anonimizados no se han hecho públicos previamente. Marta puso un ejemplo: «Se pueden hablar mil cosas del Parlamento, pero si no está en la lista, no se toma en serio. Y la lista no se publica. ¿Tengo que ser adivino?».
«Necesitamos que nos expliquen lo que pasó»
El resultado es una subjetividad generalizada en el proceso de corrección, lo que invita al escepticismo. Como resultado, muchos de ellos salieron satisfechos del examen, solo para encontrarse a punto de aprobar. Todos habían aprobado el primer examen después de que la comisión tuviera que rebajar el punto de corte (A2) para que aprobaran al menos tantos como plazas había. Hay demasiadas preguntas equivocadas y las preguntas reservadas están agotadas. «Querían hacerlo tan difícil que se equivocaron», razonó un oponente. También aprobaron el caso real y se esperaba razonablemente que también aprobaran la prueba final.
Pero en la última prueba, de 30 puntos, la puntuación más alta fue de 18 puntos. ¿Es una comisión? ¿Crees que están en la escuela? ¿Por qué unos se quedan quietos y otros, los que somos libres de aprender y mostrarnos, porque esto es lo contrario de la libertad completa, somos más fuertes que nadie? “No se trata de aprobar a personas que no lo merecen: ya aprobamos un par de exámenes. Entonces no es el típico temperamento de algunos detractores que se enojan por no ser aprobados. Necesitamos que nos expliquen por qué sucedió esto”.