La antigua fábrica de Kleissa ha aparecido en los libros de historia de la arquitectura y ha entrado en el inventario de bienes de interés cultural (BIC) con la categoría de monumento. A petición del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), la Academia de Bellas Artes de Madrid, la Comunidad Autónoma de Madrid iniciará los trámites para el racionalismo industrial del edificio, pintado en 1958 por Alejandro de la Sota, concedido el máximo de Obras Maestras protección del patrimonio. Fernando y los expertos en herencia española moderna William Curtis y Kenneth Frampton. El ministro de Cultura, Turismo y Deportes, Mariano De Paco, hizo el anuncio este jueves en una reunión de control del gobierno local tras responder a una pregunta de la socialista Mar Espinal.
La empresa holandesa Kandans Science restaurará la fábrica con el objetivo de instalar laboratorios, oficinas y un pequeño centro cultural ocupando sólo el 12% de la superficie total. El proyecto está impulsado por el Ayuntamiento de Madrid, propietario del terreno, que cedió el solar a la empresa por 75 años tras un concurso urbanístico internacional, pero el comunicado de BIC arroja dudas sobre el futuro de la operación. El reconocimiento supremo del patrimonio trae consigo nuevas obligaciones: los usos permitidos deben ser coherentes con la puesta en valor del bien, como se desprende de otros documentos recientes, aunque no hay disposiciones generales. El gobierno local aún no ha aclarado si la medida afectará los planes de Cardans.
De Paco explicó que la Dirección General de Patrimonio emitió el primer informe desfavorable a la declaración de BIC en octubre de 2022. Los estudios realizados tras una inspección realizada por funcionarios del distrito revelaron que la propiedad había perdido su valor industrial porque no se había conservado ninguna maquinaria ni tanques de procesamiento de leche originales. También desaparecieron otros elementos valiosos, como carpintería, escaleras y barandillas. El recurso se produjo tras la plataforma Liebre por Gato, que reunió a 30 entidades vecinales dedicadas a la protección del patrimonio, y desencadenó un segundo peritaje técnico tras la negativa a reforzar la protección del edificio. Sí, esta vez recomendó en su conclusión la máxima protección.
Antonio Giraldo, portavoz de Urbanismo Socialista de Madrid, calificó la reforma patrimonial como una buena noticia. «Esta nueva situación de Clesa puede no ser compatible con el proyecto Kadans. En cualquier caso, este es un problema que el ayuntamiento debe resolver. Valoramos positivamente las voces de tantas asociaciones profesionales y figuras culturales. Ahora pedimos al ayuntamiento que desempeñar su papel, otorgar derechos al edificio en función de su valor patrimonial proporcionará un nuevo centro cultural para el norte, una zona que necesita tal equipamiento”, afirmó el concejal. Su colega Mar Espinar calificó de «muy malos» los motivos para negarse a proteger el inmueble hasta el momento durante el pleno del jueves.
Metrovacesa compró la lechería después de que Clesa quebrara hace una década. Pocos años más tarde, la promotora inmobiliaria cedió el conjunto fabril al Ayuntamiento de Manuela Carmena, a cambio de lo cual el consistorio modificó el uso industrial de las restantes parcelas, condición necesaria para proyectar allí una torre. La propiedad de Alejandro de la Sota estaba entonces parcialmente protegida y figuraba en las normas urbanísticas como instalación singular con la intención de construir allí el «Matadero del Norte». Tras las elecciones municipales de 2019, el nuevo concejal de Urbanismo Mariano Fuentes (Ciudadanos) desconoció el proyecto. Quiere que Clesa se convierta en un modelo de colaboración público-privada.
Así se presenta una nueva empresa al concurso «Reinventar la Ciudad», especializada en el reciclaje de zonas urbanas abandonadas. Es la primera vez que se presenta a concurso un edificio de alto valor patrimonial. Entre los 13 integrantes de la reunión del comité de selección 2021, se encuentran 5 técnicos municipales. Sólo un miembro del jurado estaba especializado en arquitectura moderna, y la fábrica formaba parte de este movimiento. Metrovacesa forma parte de un proyecto premiado financiado por Kadans por 34 millones de euros, que vuelve a vincularse a la fábrica en una variante paradójica de la economía circular. La restauración propuesta fue recibida con muchas críticas por parte de los sindicatos, quienes advirtieron que causaría daños irreparables al original.
Unos dos años después, el 28 de marzo, la Asamblea General de Cibeles solicitó a la comunidad de Madrid declarar a Clesa BIC a petición de la plataforma Hare for Cat. Sólo el Partido Popular y el Partido Cívico votaron en contra. El concejal Fuentes, ya retirado de la vida política, sigue siendo un acérrimo defensor del proyecto, que citó en múltiples entrevistas como ejemplo de su labor en el Ayuntamiento. Vicente Pérez, sociólogo que dirige el área de urbanismo de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos (FRAVM) (integrada en Liebre por Gato), cree que la nueva clasificación de Clesa supone «otro revés» para el exedil. “Esta es una clara victoria de la sociedad civil sobre las tonterías de algunas personas”, declaró.
Fuentes estuvo en el centro del último escándalo en julio, cuando se conoció que firmaría un contrato con la promotora inmobiliaria Vía Ágora, pocos días antes de dejar el cargo tras traspasar cinco terrenos a la empresa. La Oficina Antifraude y Corrupción presentó el caso de puerta giratoria semanas después después de que la empresa retirara la oferta de trabajo tras comprobar que Edir estaba «afectada por restricciones temporales de carácter administrativo», informó el diario español El Madrid. dijo en un comunicado. Tres leyes diferentes estipulan que deben transcurrir al menos dos años entre la salida de un alto funcionario y antes de que pueda incorporarse a una empresa dentro de su jurisdicción.
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