Las abejas tienen la capacidad de saber cómo hacer su trabajo sin que nadie se lo diga. Se dividen para cuidar las larvas, mantener limpia la colmena y recolectar polen para hacer miel, todo con un alto grado de sofisticación. La naturaleza enseña que la construcción colectiva, escalable, robusta y adaptativa es posible. La robótica ahora está aprendiendo a aprovechar propiedades similares.
Un estudio publicado el miércoles en la revista Nature muestra un enjambre de drones organizados como abejas para trabajos de construcción y mantenimiento en lugares de difícil acceso o peligrosos. Un equipo de investigadores de diferentes disciplinas, liderado por Mirko Kovac, director del Laboratorio de Robótica Aérea del Imperial College London, ha llevado la tecnología ya disponible en robots estáticos al siguiente nivel: tecnología para construir casas y reparar edificios de gran altura. Son una evolución de las impresoras 3D que han aprendido a volar, al menos en pruebas de laboratorio.
La flota de robots se divide en dos equipos: uno consiste en «BuilDrones» que funcionan como impresoras 3D y depositan materiales con precisión. El otro consiste en «ScanDrones» que monitorean el trabajo e indican lo que se debe hacer en cada momento. De esta manera, trabajan juntos, adaptando sus técnicas en cada momento.
AI se encarga de garantizar la coordinación. Los drones vuelan de forma totalmente autónoma y están supervisados por un controlador humano que comprueba el progreso e interviene si es necesario en función de la información proporcionada por la propia flota.
Para probar el concepto, el dron construyó una estructura de dos metros de largo con espuma de poliuretano y una estructura adicional de 18 centímetros con un cemento especialmente desarrollado para el experimento. Durante la construcción, el vehículo evalúa las geometrías impresas en tiempo real y ajusta su comportamiento para garantizar que cumplan con las especificaciones del proyecto, que, en el caso de estructuras de hormigón, están dentro de los 5 mm.
Kovac, uno de los referentes mundiales en el desarrollo de drones, insiste en que una de las grandes novedades de esta investigación es que se hace de forma multidisciplinar al aplicar la inteligencia artificial física: creando sistemas capaces de realizar tareas que normalmente se realizan en la práctica de la física. sistemas por organismos inteligentes… «Se trata de integrar materiales, robots, controladores y arquitecturas», dijo.
Del laboratorio a la obra
La investigación ya se está llevando a cabo en el laboratorio, pero en un futuro cercano, esta tecnología podría ayudar a reducir costos y, lo más importante, reducir los riesgos de las tareas relacionadas con la construcción. “No queremos que sustituya a todos los constructores, pero sería un gran paso adelante si pudiéramos entrar en una pequeña parte de la industria”, ha subrayado el experto, que también es responsable del Centro de Tecnología y Materiales Robóticos. Instituto Empa de Ciencia de Materiales, Suiza. Actualmente, su equipo está realizando un trabajo piloto con empresas de la industria de mantenimiento del Reino Unido.
Los drones inspirados en animales no son nada nuevo. Aníbal Ollero, conocido como el padre de los drones españoles, ha desarrollado un avión inspirado en las aves que podría reducir el número de accidentes laborales de los operadores en tareas de inspección de alto riesgo. El sevillano, asesor científico del Centro Tecnológico Aeroespacial (CATEC), explicó que se han hecho realidad aviones que se pueden montar fuera de los circuitos habituales, medir la corrosión en tuberías, tocar puentes o túneles para ver si hay grietas. “Ahora tenemos prototipos que pueden hacer esto”, dijo el profesor de la Universidad de Sevilla.
Según Ollero, se ha desarrollado la tecnología necesaria para que los drones reemplacen a los humanos e incluso a los taxis y al personal de entrega de alimentos en estas situaciones de riesgo, lo que se necesita es una normativa que permita considerarlo. Para ello, se creó en Sevilla un Centro de Innovación de UAV (Vehículo Aéreo No Tripulado) y Movilidad Aérea Urbana, con el objetivo de integrar todos los aspectos implicados en el uso de drones en el cielo urbano.
Esto significa vehículos más seguros, tráfico aéreo integrado e infraestructura urbana. Más importante aún, la aceptación social. «Tienen que no hacer ruido y respetar la privacidad. Desde el punto de vista del desarrollo, estas tecnologías están preparadas para tener distintos grados de madurez. En algunos casos, completamente desarrolladas. Antes de su uso, se debe considerar la seguridad desde todos los ángulos», concluye Ollero. .
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