Federico García Lorca, músico antes que poeta y genio del flamenco y el folclore

Federico García Lorca, 1919, 20 años.Foto12/Universal Pictures Group (imágenes falsas)

Tan grande fue el genio de Federico García Lorca que más de un siglo después aún resuena en la cultura popular con la fuerza de un mar embravecido. No se agotará. En cambio, no deja de crecer. Está el genio del poeta, Poema del cante jondo, autor del Romancero gitano o Poeta en Nueva York. Y la genialidad del dramaturgo, autor de Bodas de sangre, Yerma o La casa de Bernarda Alba. Sin embargo, poco se habla de la genialidad de este músico y folclorista. O, al menos, no destaca tanto frente a su incomparable y poderosa producción lírica y dramática.

Cabe recordar: antes de convertirse en poeta, Lorca fue músico. «Ante todo, soy músico», dijo en una entrevista. «Estoy obsesionado con estas canciones», dice en otro. Su formación musical precedió a otras, pero sobre todo su pasión por la música latió desde muy temprana edad y lo marcó a lo largo de su vida, incluida su concepción de la poesía. La musicalidad de las letras de Lorca es su seña de identidad, como se aprecia en algunos de sus primeros libros, como Primeras canciones y Canciones. Contienen composiciones cortas que en muchos casos responden a la estructura poética de las canciones populares. Elementos de música popular impregnan su poesía hasta encontrar su mayor esplendor en el Romancello gitano y el Poema del cante jondo.

Lorca siempre ha estado agradecido a uno de sus grandes maestros: Antonio Segura. El pianista granadino fue profesor de piano de la familia Lorca cuando se trasladaron a Granada desde Fuente Vaqueiros. Según el poeta, Segura fue quien le introdujo en «la ciencia del folclore». Lorca, que admiraba profundamente a Beethoven, tenía extraordinarias cualidades musicales, a saber, un oído sensible y excelentes habilidades para tocar el piano. Además, gracias a Segura ya su propia intuición, desde pequeña amó todo el folclore de la mano de la niñera de su familia que contaba cuentos y cantaba nanas y romances. De todo ello, Lorca se convirtió en músico. musica agradable Tanto es así que en la residencia de estudiantes de Madrid, el piano que tocaba fascinaba incluso a todos más que su poesía.

Federico García Lorca al piano, imagen de Objetos de Federico García Lorca de Rosario Moreno-Torres.versión UPC

Así que decir Roca es decir música. Hoy se puede ver en Federico García, un maravilloso espectáculo dirigido e interpretado por Pep Tosar en el Teatro Pavón de Madrid. Demuestra que la mejor manera de interpretar a Lorca es con elementos narrativos como la guitarra flamenca, el cante o el baile. Es el poeta del ritmo y el Duane que ilumina la música. El número de admiradores de la música para la que se compuso Lorca parece interminable: Camarón, Paco de Lucía, Enrique Morente, Lore Manuel, Carlos Cano, Leonard Cohen, Patti Smith, Ben Sidland, Anna Bellen. , Lagartija Nick, Los Planetas… Sin embargo, no se trata de ver la inquebrantable relación entre Lorca y la música, sino de destacar su mundo musical, y su aportación a la música popular española.

Lorca tuvo otro maestro y amigo, Manuel de Faria. Su encuentro con él en 1920 le causó una profunda impresión. Quedó fascinado por Falla y aprendió más sobre el cante jondo y el folclore andaluz. Con él celebró el Concurso de Cante Jondo en Granada, un movimiento que tiene el mérito de elevar el cante jondo y, en general, toda la música popular andaluza, a una categoría cultural indiscutible, alejada de los tópicos. Este juego tiene un significado histórico y su valor para Flamengo es aún incalculable. En el caso de Farah, principal impulsor del certamen, la influencia del cante jondo comienza con El amor brujo (1914-1915) y continúa en sus obras posteriores como el Concierto, Fantasía Bética (1919) o El retablo de Maese Peter. (1923) . Para el concurso, Farah publicó un cuadernillo introduciendo su teoría del cante jondo, en el que afirma el primitivismo y el orientalismo como corrientes culturales jondo y reconoce su influencia en compositores contemporáneos de otros países, incluida Rusia (Rimsky-Kórsakov, Aleksandr Borodin, Mili Balakirev y Mikhail Glinka) o Francia, Claude Debussy como abanderado.

Lorca documenta bien la sabiduría de Falla y desarrolla aún más sus teorías en tres excelentes conferencias: La arquitectura del cante jondo, las canciones de cuna españolas y la teoría de los juegos y el duende. Hay un pequeño libro que recoge estas tres sesiones sobre música llamado Donde se congela el tiempo (Continta me tienes editorial), que nos muestra cómo este artista granadino se convirtió en un gran conocedor de la música andaluza, la eleva desarrollando una prosa poética radical cuando trata de duendes y folklore. De hecho, él define a los goblins mejor que nadie. Como señaló el poeta Jorge Guillén: “La memoria de Lorca es el tesoro más rico de la canción popular andaluza”.

Lorquino teórico de la música y de la memoria, pero también músico de aura, responsable de muchas selecciones musicales interpretadas con la compañía universitaria La Barraca. De hecho, cuando estuvo en Nueva York en 1929, cautivó a todos tocando el piano en fiestas en Harlem. Su fascinación por «lo negro» también viene de los días de gloria del jazz, y de la búsqueda de conexiones humanas e impulsos artísticos entre poblaciones marginadas, la conexión entre gitanos y negros. Incluso en el caso del poeta, esta marginación existe en su condición de homosexual. En Nueva York, Lorca fue al Cotton Club y aprendió que el jazz tenía mucho que ver con el flamenco. El duende y el columpio están conectados entre sí. Lo tienes o no lo tienes, no puedes explicarlo.

Lorca con La Argentinita y Rafael Alberti.

Quizás por tanta pasión y saber musical, la obra más importante es el ciclo de la canción pop española. Editada en 1931 en el sello La Voz de su Amo con la bailaora y cantaora Encarnación López Júlvez, La Argentinita parte de diferentes ejemplos, armonizados por el propio granadino, en algunos casos con la ayuda de su amigo compositor.Entre estas grabaciones destaca Anda jaleo , Nana de Sevilla o En el café de Chinitas, que transmiten los maravillosos sabores de los cafés de calle, de cercanías y de noche junto a la chimenea.

Si los fascistas no lo hubieran fusilado en 1936, sería bueno ver hasta dónde podía llegar con su talento musical y entusiasmo. Afortunadamente para las artes, el nombre de Federico García Lorca no deja de brillar hoy. Es un poeta y dramaturgo completo. Tuvimos que agregar: Universal Musician.

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