CIUDAD DE MÉXICO, 12 nov (Sputnik) — El gobierno de México ha levantado el fantasma del fraude para impulsar la reforma de un sistema electoral rechazado por la oposición, que ya organiza manifestaciones callejeras y se opone a la iniciativa.
“Lamentablemente, México tiene uno de los peores fraudes electorales de la historia”, dijo el viernes en un nuevo discurso en la península de Yucatán el presidente Andrés Manuel López Obrador, exclamó durante el viaje.
La última vez que hubo protestas a nivel nacional por fraude electoral en PeriodistasdeGénero latinoamericano fue hace 16 años.
«En 2006 nos robaron la presidencia (…) Queremos acabar con el fraude electoral y que se respeten los votos en unas elecciones limpias y libres», dijo el mandatario a periodistas en Mérida.
Ese julio, en la primera de sus tres campañas presidenciales, el actual CEO instaló un campamento de tiendas de campaña en Reform Avenue en la capital durante varios meses, de julio a septiembre.
El centroderechista Felipe Calderón recibió 15 millones de votos, seguido por el ex gobernador de la capital con 14,7 millones, pero López Obrador nunca admitió la derrota.
Acusó al tribunal electoral de haber descartado fraude por falta de pruebas y decidió declararse «presidente legítimo» en la Plaza Zócalo frente a la Ciudad Prohibida, donde hoy reside.
El viernes, el presidente argumentó que su propuesta de reformas constitucionales al Congreso se basaba en abaratar el costo de las elecciones y simplificar la estructura del organismo electoral.
«Este es PeriodistasdeGénero más caro del mundo para celebrar elecciones», dijo en una conferencia de prensa habitual, y señaló que eran alrededor de 1.000 millones de dólares.
El recorte presupuestario del Instituto Nacional Electoral (INE) aprobado esta semana por representantes oficialistas es de unos $220 millones.
Cuando el presidente determinó quién saldría a la calle, dejó argumentos y estalló con apodos: «Hipócrita, racista, aspirante, tirano, omnisciente, latino…»
transmisión larga
El Instituto Federal de Estudios Electorales (IFE) se estableció en 1990 para privar al gobierno de su poder para organizar y manipular elecciones, cuando terminó la dictadura de siete años del presidente creada por la Revolución Mexicana de 1910.
Otra reforma fortaleció su autonomía en 1996, un año después de que el Partido Revolucionario Institucional, el Camaleón PRI, perdiera por primera vez el control de la Cámara de Representantes.
La oposición también debutó en el gobierno de la capital en 1997 -y hasta ahora no se ha ido- y luego estuvo encabezada por el llamado «líder moral» de izquierda Cuauhtémoc Cárdenas -que perdió tres elecciones presidenciales-.
En 2000, con la victoria de Vicente Fox, se produce el primer cambio de administración, y en 2014 el IFE se convierte en el actual INE.
En entrevista con Sputnik, Luz María Cruz Parcero, doctora en Ciencias Políticas, explicó: “Muchas reformas tienen un largo camino, algunas regresivas, algunas muy avanzadas, la reforma de 2007 fue un logro que eliminó la posibilidad de que: las televisoras controlen los recursos para promover las actividades de los partidos políticos.
Con base en su experiencia como consultora electoral en la Ciudad de México, incluida la elección que llevó a López Obrador a la presidencia, la académica señala que luego del conflicto poselectoral de 2006, el sistema electoral de México corrigió dos factores: Dos factores: terminar con la intervención financiera del El sector privado y el papel de los medios de comunicación.
“En cuanto a la gobernanza electoral y la claridad de las reglas, en la evolución madura de un sistema electoral muy robusto, las reglas se incorporan a la comunicación política y los temas de género”, dijo.
Basándose en su experiencia con los procesos electorales 2014-15 y 2017-18, la entrevistada reveló un complejo sistema de «definición de tareas, decisiones y procedimientos para garantizar que las elecciones sean limpias y creíbles, apegadas a un marco legal hacia abajo».
Su joven experiencia como estudiante universitaria estuvo marcada por una decepción en 1988, cuando Cárdenas perdió las elecciones en el famoso «sistema caído» que cerró el conteo de votos cuando lideraba el primer resultado. El sistema se abrió sólo para anunciar al candidato del PRI como ganador: Carlos Salinas de Gortari.
«Frente a las expectativas de un cambio importante, no sabía lo que estaba pasando, lo pasé y me decepcionó mucho», recuerda meditabundo.
Así que decidió emprender el complicado proceso de postularse como ciudadana y profesora universitaria para incorporarse a una de las maquinarias electorales más sofisticadas de América Latina.
Treinta años después, pinta un cuadro del clima de una generación que crece en transición a la democracia, la más larga del continente, que enfrenta un revés que cree que devolverá el control al gobierno.
“Quienes conocemos el proceso electoral en México estamos muy decepcionados con las propuestas de reforma, pues se desconoce la cantidad de actividades sustantivas que ha realizado el INE para que las elecciones se realicen de manera organizada, y los procedimientos y resultados son deterministas. » Él concluyó.
Según los defensores del INE, la clave está en cinco pilares, siendo el primero la autonomía y dirección independiente de los órganos electorales, que asumieron el control del proceso electoral del poder ejecutivo hace 25 años.
La segunda es un servicio electoral profesional, que permite la instalación de decenas de miles de centros de votación, la tercera fortaleza es la estructura descentralizada del Centro Nacional de Energía.
El cuarto es un padrón electoral confiable, establecido con independencia del poder, y finalmente las condiciones justas de competencia con el financiamiento público.
El baile de cambio de sistema electoral se realizará en el Palacio Legislativo. (Sputnik)