Doctor en Filosofía y Letras, el autor es Catedrático de Filosofía de la Educación en la Universitat Autònoma de Barcelona, ​​y autor principal de «Fragmentos Editoriales»

En «La lectura como oración» condensa su interpretación del mundo y la sabiduría que lleva miles de años buscando respuestas en la religión, el arte y la razón, casi a través de aforismos.

Buen crítico, examina las realidades contemporáneas y sus problemas, pero sugiere mejoras

Por su obra «La fragilidad del mundo. Ensayo sobre tiempos inestables» Joan-Karls Melich Acaba de ganar el Premio Nacional del Papel 2022 hace unos días. Doctor en Filosofía y Letras, el autor es Catedrático de Filosofía de la Educación en la Universidad Autónoma de Barcelona. Del mismo modo, sus reflexiones sobre la ética, las limitaciones de la existencia o el bien y el mal le han valido la condición de autor principal de «Fragmentos editoriales», desde su primera publicación. «Leído como oración. Fragmentos filosóficos I es un pequeño libro de esta editorial (especializada en pensamiento filosófico e inmanencia) en el que el autor condensa su interpretación del mundo y la sabiduría, el arte y la razón de encontrar respuestas en la religión».

En defensa de la literatura

Como hizo Harold Bloom cuando comparó la sabiduría de la filosofía judeocristiana y griega con la sabiduría de la literatura de Shakespeare, Cervantes, Goethe o Proust, Melich proponía, frente a la enseñanza reducida a nombres y conceptos abstractos, utilizar la literatura para aprender a pensar. “Hay dos formas de estudiar filosofía: leer a Aristóteles y Kant, o leer a Dostoievski y Kafka”, escribió en “La lectura como oración”. “Durante años preferí la segunda opción”, concluyó.apuesta La capacidad de evocar una narración.la historia, es más poderosa que la ciencia dedicada a la presentación.

"La lectura como oración", Melich en Fragmenta

Ética de la paz

Otro eje pedagógico de la obra de Mellich es la distinción entre la dimensión ética (personas y circunstancias) y la dimensión moral (dimensión teórica). “Todas las respuestas morales están en el aquí y ahora. La moralidad nos dice a priori qué hacer”, explicó.A partir de ahí pasa a analizar perdón («Se perdona porque no se puede hacer justicia, porque la víctima no puede volver, porque la herida y el dolor no se pueden reparar») y el peligro de los valores debilitados en la sociedad posmoderna: «Si Dios está muerto, todo está permitido. Si Dios no está muerto, Todo es razonable.

Buen crítico, examina la realidad contemporánea y sus problemas, pero sugiere mejoras en su sombra. Desde la aceleración paranoica de esta era («No me interesa nada que se pueda hacer rápido») hasta una no compulsiva pero decidida ahonda en la enorme contribución del cristianismo a la cultura occidental: samaritano. «Ni la legitimidad de Creonte ni la legitimidad de Antígona son suficientes. Falta el tercer carácter: samaritano – adecuación».


Melich

Un ser finito no puede poner PeriodistasdeGénero entre paréntesis.Ni el cuerpo, ni el recuerdo, ni la experiencia, ni la situación, ni la historia

Desinflar el globo autoritario

En la vida de muchos pueblos, de muchas personas en este planeta hoy, no existe este tipo de compasión porque se ha impuesto el autoritarismo en la política y el individualismo, además de la falta de memoria, el autor sostiene que los humanos “sin darnos cuenta sí recordamos la memoria. En esta línea de pensamiento, en «La lectura como oración», Melich lamenta que la democracia se haya convertido en un «Godot» que muchos nunca han visto, y denuncia la visión dualista que ha imperado en Occidente desde Parménides como creador del concepto monstruo. Pureza, el «Ideal Totalitario».

Para desviar la idea de que el binomio de contrarios sólo puede conducir a la violencia maniqueísta, Melich demuestra que todo lo que mezcla (en filosofía, literatura, arte, espiritualidad, educación…) lo ficticio y lo real, la intimidad y el entorno, abstracción y utilidad, pasado y futuro, vida y muerte. Porque “un ser finito no puede poner PeriodistasdeGénero entre paréntesis”, apunta. «Tanto el cuerpo memoriani una experiencia, ni una situación, ni una historia.”

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