El Parlamento Europeo adoptó su posición final sobre la ley de inteligencia artificial (IA) por mayoría de votos el miércoles, abriendo la puerta a discusiones inmediatas con los estados de la UE y la Comisión, un llamado diálogo tripartito. El objetivo es concluir las negociaciones durante la presidencia española de la UE, y la UE ha declarado el reglamento como una de sus prioridades. Todo ello hace que, a más tardar en 2026, pero quizás antes, Europa sea la primera región del mundo en disponer de normas efectivas que regulen una tecnología en rápido desarrollo y con posibilidades ilimitadas de cambiar el mundo, la sociedad.
Thierry Breton, comisario de mercado interior, emitió inmediatamente un voto fácil (499 a favor, 28 en contra y 93 abstenciones), lo que convierte al Parlamento Europeo, recuerda, en «el primer Parlamento del mundo en votar una regulación integral de la IA».
«La inteligencia artificial se ha convertido en una parte esencial de nuestras vidas y plantea una serie de preguntas sobre ética, escrutinio, innovación y la necesidad de encontrar el marco regulatorio adecuado», dijo en un comunicado la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola. Celebrando este progreso, recordó que “Europa tomó la iniciativa de hacer las cosas a nuestra manera de manera responsable”, logrado mediante una votación sobre la posición parlamentaria.
“Si hay un área en la que no podemos aceptar compromisos, es que cada vez que la tecnología avanza, debe ir de la mano con nuestros derechos fundamentales y valores democráticos”, enfatizó Metsola.
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La posición final de los eurodiputados es más estricta que la ya aprobada por los cantones el pasado mes de diciembre, y ahora se debe entablar negociaciones para obtener un texto final único: Además del llamado sistema de crédito social, que ya había sido rechazado en el documento original del comité, el Parlamento Europeo también quiere prohibir el «uso intrusivo y discriminatorio de la inteligencia artificial», especialmente los sistemas de reconocimiento telebiométrico que clasifican en función de características sensibles como género, raza, etnia, religión o afiliación política. También ofrece vigilancia policial predictiva de veto para evaluar el riesgo de una persona o grupo de personas de cometer un delito o infringir la ley (en función del perfil de dicha persona, su ubicación o su historial delictivo), y sistemas de reconocimiento de emociones. , por ejemplo, por parte de la policía, guardias fronterizos o en lugares de trabajo y escuelas.