Desde el 6 de julio, los fabricantes de automóviles se han pasado obligados a instalar una serie de sistemas avanzados de cooperación al conductor (ADAS) en los nuevos modelos de vehículos que quieren entregar en la UE. Estos incluyen un control de crucero inteligente que conecta el control de crucero a un sistema de inspección de señales; una desasosiego de marcha detrás que facilita las maniobras o una caja negra que puede ayudar a descubrir la causa de un desnivel. Todas estas medidas funcionan gracias a varios sensores (radar, lidar, ultrasonido, cámaras externas) que procesan información sobre el entorno del transporte.
Pero incluso se recopilan datos sobre lo que ocurre a puerta cerrada. Bruselas ha añadido a las nuevas medidas obligatorias una más que afecta directamente a los conductores. Los vehículos que tengan previsto matricularse en la UE a partir de este verano, trámite necesario antaño de que puedan ser vendidos en país comunitario, deberán incluir sistemas que midan el nivel de alerta, sueño y pesadumbre del conductor. Cuando se detecta somnolencia, se envía una alerta audible, visual o sensorial al legatario. Estas medidas, que algunas marcas como BMW ya han introducido de forma voluntaria en sus modelos, serán obligatorias para todos los coches nuevos vendidos a partir de 2024 (Bruselas da dos abriles a la industria para entregar vehículos que no cuenten con estos dispositivos).
¿Cómo reconoce el automóvil si el conductor muestra signos de pesadumbre? La decisión por la que apuestan los fabricantes es incorporar sistemas de seguimiento visual o inspección facial en los coches, aunque sin llamarlo así. En otras palabras, pequeñas cámaras colocadas en puntos estratégicos de la cabina para ver lo que sucede en la cabina. Por ejemplo, Bosch aboga por la instalación de cámaras en el volante que analicen el parpadeo del conductor.
