Tal vez esté de vacaciones y su teléfono no tenga señal, o se olvidó de cargar su teléfono y ahora está sentado en una sala de espera ansioso por ver qué está pasando en Twitter o qué están haciendo sus amigos en Instagram. Sentirse incómodo sin el teléfono en la mano, como si algo faltara, es una señal de advertencia: desconectar es algo bueno. En la mayoría de los casos, no necesita desconectarse por completo y de forma permanente. Según un estudio publicado en mayo de 2022 en la revista estadounidense Cyberpsychology, Behavior, and Social Media, una semana de abstinencia en las redes sociales es suficiente para mejorar significativamente el bienestar.
Tomar descansos puede ser una forma de controlar su salud mental a largo plazo, ya que los descansos pueden mejorar el autocontrol y la conciencia de cuándo y cuánto gasta en línea. Además, las personas se dan cuenta de que pueden hacer cualquier cosa con su tiempo libre, como salir a caminar, reunirse con familiares o amigos, retomar un viejo pasatiempo o incluso descubrir uno nuevo. «Tu autoestima empieza a mejorar, tu estado de ánimo empieza a cambiar”, dice Marian García Arigüel, directora de Orbium, un centro de tratamiento y desintoxicación de adicciones en Madrid y Barcelona. El primer paso en la limpieza digital es darse cuenta y aceptar las consecuencias del cambio de comportamiento. Necesidad.Y luego viene la parte más difícil: ejecutarla.
Adicción y Malos Hábitos
Aunque muchas personas usan el término adicción para referirse a esta enorme dificultad para limitar los teléfonos celulares, es en sí mismo un trastorno del espectro de leve a grave, y el tratamiento puede requerir ayuda profesional, terapia y descanso prolongado. El psicólogo sanitario José Tamayo Hernández explica que para distinguir los problemas o la adicción al uso de las redes sociales de los hábitos normales o incluso malos, es necesario determinar si existen “malestares psicológicos fuertes”, es decir, efectos negativos en las relaciones en las redes sociales, el trabajo, estudio o abandono de actividades de ocio.
Consulte la web rada antes de levantarse de la cama, antes de acostarse o cuando se despierte por la noche; escriba o vea publicaciones mientras realiza otras actividades, como comer, caminar o hablar con otros; verifique dos veces la web para ver si hay nuevas notificaciones o responda a algo que debe cambiarse son señales de alerta de comportamiento, pero no siempre indican un problema mayor. “Es imposible identificar la adicción a las redes sociales, o cualquier adicción, por criterios objetivos como la cantidad de horas diarias dedicadas a la actividad”, dijo Tamayo Hernández, agregando algunos ejemplos de dónde puede existir la adicción a las redes sociales: “Cuando los usuarios no tienen control sobre su acceso, se sienten obligados a hacerlo cada vez que sientan el deseo o la oportunidad de hacerlo, y cuando ello resulte en el incumplimiento de obligaciones, compromisos y planes, o arrastre el distanciamiento social y el abandono de interacción cara a cara”. A esto, el experto García Arigüel agrega que en el caso de la adicción, las funciones cognitivas, como la atención y la concentración, suelen decaer.
Otro síntoma de que un mal hábito se convierte en un estorbo es sentirse nervioso, irritable o frustrado cuando las personas no pueden conectarse, ya sea porque no funciona o es más lento de lo normal, o estos estados de ánimo se ven afectados por pocos me gusta o comentarios. Ahí es cuando se convierte en una cuestión de autoestima.
Gabriel Pozuelo, psicólogo que investiga las adicciones y los problemas en las redes sociales desde 2018, explicó que, por lo general, una persona tiene demasiados likes y seguidores en línea importantes. Si bien en sí mismo no es un síntoma específico de adicción, una obsesión con estos números podría ser un indicador. “Hay que investigar por qué se necesita esta aprobación social. No podemos dejar que nuestra autoestima dependa del número de ‘me gusta’”, subraya Pozuelo.