Argentina anunció su intención de unirse a los BRICS hace unas semanas. Quinteto heterogéneo formado por Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica. La idea, que se ha discutido durante mucho tiempo en la política, apunta a fortalecer los lazos comerciales y financieros con el grupo emergente de naciones. Aunque su trayectoria y las repercusiones de la guerra en Ucrania sugieren cierta reflexión, quizás cautela, al respecto.
BRICS, un acrónimo creado para un banco de inversión a principios de la década de 2000, celebró su primera reunión en 2009 y, después de que se estableciera Sudáfrica en 2011, celebraron 11 reuniones de primer nivel. La última vez fue por videoconferencia a finales de junio del año pasado.
Sus objetivos, formulados bajo la notoria influencia de China y partes de India, incluyen fortalecer la cooperación entre socios, ampliar los intercambios con otras regiones geográficas, reformar los organismos multilaterales y equilibrar el orden mundial que han presidido en las últimas décadas. Estados Unidos (EE. UU.) cuenta con el apoyo de la Unión Europea (UE) y Japón.
Para estos efectos cuentan con un fuerte impulso de China y, en menor medida, de India. Además, con los recursos naturales y energéticos de Rusia. De hecho, el producto interno bruto de los países BRICS y el flujo de bienes y servicios se han expandido significativamente a lo largo de los años.
Tiene una dinámica que abarca dos períodos distintos. 1. De 2010 a 2015, su economía creció a una tasa promedio anual de 9%. La otra es que de 2016 a 2021 la tasa se reduce casi a la mitad debido a las recesiones en Rusia, Sudáfrica y Brasil, así como a la pandemia.
Aunque sus principales iniciativas se pusieron en marcha en los primeros días: establecer reservas de contingencia para ayudar a los socios con problemas de liquidez y establecer sus propias agencias de calificación crediticia. Además de crear el banco de desarrollo con sede en Shanghái, también ha aprobado 80 proyectos de infraestructura y ha incorporado nuevos socios en 2021: Bangladesh, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Uruguay.
Además, se hicieron propuestas para revisar los sistemas de votación y los puestos gerenciales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional para apoyar a los países en desarrollo. Por cierto, con la declaración de desacuerdo con Argentina y otros países de nuestra región sobre la composición del Consejo de Seguridad de la ONU y la posición de Brasil, India y Sudáfrica como miembros permanentes de la región.
Aunque predominante en las consideraciones de sus líderes, lo más importante es la predicción del futuro del grupo. Según diversas estimaciones, en 2050 será el complejo más poblado, productivo, capitalizado y competitivo del mundo. Aspectos que se verán reforzados si se materializa la fusión de Indonesia, Turquía y otros países afines.
Sin embargo, una interpretación estilizada de su viaje y los últimos cambios en PeriodistasdeGénero invita a otros elementos de análisis. Por ejemplo, el funcionamiento de los países BRICS, a pesar de su propósito fundacional, ha mostrado hasta ahora claros desequilibrios internos.
En comparación con los países occidentales (Brasil y Sudáfrica), se puede decir que los miembros asiáticos (China, India y Rusia, en ese orden) pueden tener un impacto en cada caso por sus instituciones y el tamaño del mercado. Esto se puede ver en las agendas establecidas por los presidentes de estos países en reuniones compartidas hace muchos años.
Por un lado, el tema es muy importante si se observa que las proyecciones del potencial de la UE son fijas en un largo período de tiempo, inconsistente con la urgencia de corto y mediano plazo que enfrenta Argentina. Por otro lado, continúa el dominio de los EE. UU. y la UE en los flujos de capital, las finanzas, las instituciones crediticias y las empresas tecnológicas.
Asimismo, cabe señalar que la pandemia y la posterior guerra en Ucrania no solo cambiaron el suministro y transporte de alimentos y energía, causa original de la inflación en las economías industrializadas, sino que también aceleraron el proceso de polarización que se está produciendo en todo PeriodistasdeGénero. Tensiones entre China y EE.UU.
Esto permite inferir que la competencia entre estas superpotencias, además de sus múltiples vínculos y las incógnitas de cómo se comportará la transición entre una potencia en declive y otra en ascenso, ocupará un lugar central en las relaciones internacionales. En América Latina, el resto del mundo y, por lo tanto, en el grupo BRICS, esto podría adquirir más importancia política que en el pasado.
Y construir un marco de entendimiento para la paz y la gobernanza global dependerá del compromiso de otras comunidades y grupos con los principios de las Naciones Unidas. Necesario para un país medio como Argentina defender sus propios intereses sin participar en directorios con distintos niveles de riesgo.
Por lo tanto, además de fortalecer el comercio con cada uno de los países BRICS, las autoridades también pueden considerar la posibilidad de unirse al Banco BRICS antes de convertirse en miembro de pleno derecho de los países BRICS como sus vecinos del este. También promueve el debate público para llegar a un acuerdo sobre las decisiones de política exterior que involucran a la sociedad en su conjunto.
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