Si hablamos de los nuevos y recientes ataques contra obras de arte que tienen lugar en museos de todo el mundo, la imagen de activistas pro-ambientales, lanzada en diversas versiones gourmet, protesta directamente contra las obras de arte. Cualquiera levantaría la mano porque este ataque a la cultura, a la historia es en sí mismo un ataque a la protección humana. Afirman que las obras tienen vidrio, que están protegidas, que no se pueden dañar… pero esta agresión va más allá, es una expresión y una violencia que trasciende fronteras, atacando lo bello y lo perecedero. Con eso, es más que suficiente para que la acción falle, pero si es un poco más prolija, ¿la obra de arte está realmente intacta? Parece que el vidrio protege la pintura, pero detengámonos y consideremos que todas estas obras están enmarcadas, y los marcos no tienen ninguna protección para protegerlas. Si se hace correctamente, este es un ataque personal que degrada una obra de arte.
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Un marco histórico no es un simple adorno, lleva detrás una historia, un bagaje cultural, como toda obra de arte. Los marcos acompañan sus pinturas desde la antigüedad, protegiendo, enmarcando, iluminando y realzando lo representado. El marco original o de época aporta información adicional, complementaria y necesaria para percibir el conjunto en todo su esplendor y poder disfrutar plenamente de algo tan único y singular como es el arte.
Desafortunadamente, esta no es la primera vez que un grupo de activistas ambientales utiliza obras de arte como medio de protesta. Recientemente, diversas actuaciones se han centrado en otras, especialmente en sus marcos, a los que se han pegado dañando las obras. No hablamos de esto porque parece ser menos popular en los medios, pero sigue siendo un ataque a una parte de una obra de arte. Si se supone que las culturas caracterizan a los humanos distinguiéndolos, valorándolos y protegiéndolos, pocas culturas demuestran que defienden nuestro planeta de esta manera. Cuando lo piensas, es más que preocupante.
El sábado 5 de noviembre volvió a pasar. En esta ocasión allanaron dos cuadros de Goya que representan a Las Majas en el Museo del Prado. Los atacan insistiendo en su marco, que es una parte importante y fundamental de toda la obra de arte.
Cuando las pinturas llegaron al Prado desde la Real Academia de San Fernando, la Maja Vestida y la Maja Desnuda fueron engastadas en moldes dorados lisos. Una vez dentro del museo, estos marcos de espejos de estilo fernandino, que ahora tienen más de cien años, fueron realizados entre 1902 y 1910 bajo la dirección de José Villegas La historia tiene un importante valor histórico y artístico. Aunque no son originales de estas pinturas, fueron realizadas para ellas utilizando madera tallada, coloreada y dorada de alta calidad. Destruir este material ya es costoso, pero destruir una obra de arte de estas características no tiene precio. Dijeron que no dañaron la obra, pero el marco es parte de la obra y del arte.
Es labor de nuestro museo preservar y conservar las obras de arte en óptimas condiciones. Tenemos la responsabilidad de transmitirlos a la próxima generación, así como queremos que venga el planeta. ¿Por qué atacar lo mismo que estás defendiendo? Poder disfrutar y valorar el arte que tenemos, transmitido a través de los siglos, es una de las cosas más valiosas. Es triste e incomprensible ver a personas que defienden el medio ambiente, algo tan importante, pero intentan ir en contra de ellos, o al menos de alguien que ama el arte tanto como su planeta.
El ecologismo y la lucha por el medio ambiente es necesario y fundamental, pero no a expensas de la belleza, la historia y la cultura. El ambientalismo incivilizado y sin educación es malo para nosotros porque no creo que hable por nadie.
Gemma García Torres está a cargo de la colección de marcos del Museo Nacional del Prado.
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