Arquitectura joven mexicana en los jardines de Kensington

Los sentimientos son superiores a las impresiones. Es decir: la ambigüedad del espacio que no está ni dentro ni fuera; los matices entre divisiones y separaciones que construyen una retícula; la industria avanzada por la artesanía y la artesanía potenciada por la industria… todo esto es parte del décimo aniversario de la Serpentine Gallery este año. De lo que hablan los ocho pabellones.

Los sentimientos son superiores a las impresiones. Es decir: la ambigüedad del espacio que no está ni dentro ni fuera; los matices entre divisiones y separaciones que construyen una retícula; la industria avanzada por la artesanía y la artesanía potenciada por la industria… todo esto es parte del décimo aniversario de la Serpentine Gallery este año. De lo que hablan los ocho pabellones.

Frida Escobedo (Ciudad de México, 1979) rompió la tradición iniciada por Zaha Hadid en el año 2000 en los jardines de Kensington, en el centro de Londres, defendiendo influencias sutiles. Desde Rem Koolhaas hasta Herzog & de Meuron, los diseñadores más famosos aprovechan el tiempo para crear soluciones de vanguardia. Sin embargo, el pabellón fue financiado por una donación de Goldman Sachs y su posterior venta, y nació para albergar un café de verano durante el día y reuniones públicas por la noche. Hoy en día, más de 200.000 visitantes al año lo convierten en uno de los experimentos arquitectónicos más visitados del mundo. Su objetivo se ha convertido en “acercar la arquitectura al público”.

Por ello, aunque desde hace treinta años es escaparate de la obra más aclamada del arquitecto, en sus últimas ediciones -ahora con una nueva franquicia en Pekín- el Serpentine Pavilion se ha actualizado y prioriza y selecciona «el talento emergente anticipado». De hecho, estas personas ya han sido premiadas con talento, aunque están lejos de la reputación global y el lenguaje formal de la mayoría de sus predecesores. Por tanto, Escobedo adoptó una ideología basada en las establecidas en los últimos años por el español Selgascano o el burkina Faso Francis Keré, más que una forma.

Escobedo emplea una ideología más que una forma

Después de Hadid, la mexicana es la segunda mujer que diseña el pabellón en solitario. También el más joven. Llegó a Londres al amparo de un premio de la IX Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo y por su fama de estar igualmente en la vertiente más solvente de la profesión -su ubicación en Guerrero y la vivienda social en Saltillo (México)-. y la más exquisita es la librería Octavio Paz, ubicada en la capital de su país.

Por tanto, creo que la locura que no se percibe a simple vista es un signo de nuestros tiempos: uno donde el compromiso ético es tan exigente como las exigencias estéticas del diseñador. Por eso su pabellón ofrece muchas interpretaciones: en lugar de aislar a los visitantes del parque, que queda oscurecido detrás de un entramado de azulejos, está cubierto y expuesto simultáneamente, con medias cubiertas reflectantes que hacen eco de una masa de agua, reflejando el cielo de la misma manera. que el techo refleje a los visitantes del edificio. La mitad del pavimento del pabellón está inundada, en un gesto de reverencia a la arquitectura, la naturaleza o el propio verano, permitiendo al público lavarse los pies a su llegada.

Pero hay más símbolos: carpintería metálica -una referencia a la Revolución Industrial británica- apilada no con baldosas hechas a mano sino de hormigón – con un eje central alineado con el meridiano de Greenwich adyacente. Sin embargo, la idea del patio ventilado tradicional en la arquitectura mexicana y la celosía que teje la piel del edificio como una canasta marca su carácter y transmite el mensaje de un abanico de sensaciones que se pueden construir con muy pocos medios.

Como tal, el de Escobedo, que se podrá visitar hasta el 7 de octubre, es un pabellón más atmosférico de lo que parece. Si el objetivo del Serpentine es hacer que la arquitectura sea más relevante para un público más amplio, esta es una buena manera de hacerlo: alejarla de la pirotecnia y acercarla a la sutileza de las luces y las sombras y los reflejos del paso del tiempo, propone el diseñador mexicano. obsesión.

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