Zolgensma es un tratamiento innovador para la atrofia muscular espinal (AME), una enfermedad genética rara y fatal que atrofia el desarrollo de los recién nacidos. Es el fármaco más caro que ofrece la sanidad pública desde octubre de 2021, con un precio oficial de 1,95 millones de euros. Desde entonces, 19 niños han recibido el tratamiento, según la farmacéutica Novartis.
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Zolgensma es un tratamiento innovador para la atrofia muscular espinal (AME), una enfermedad genética rara y fatal que atrofia el desarrollo de los recién nacidos. Es el fármaco más caro que ofrece la sanidad pública desde octubre de 2021, con un precio oficial de 1,95 millones de euros. Diecinueve niños han recibido el tratamiento desde entonces, según el fabricante de medicamentos Novartis, pero el costo real para los hospitales se ha mantenido en secreto.
El contrato de financiamiento público del Ministerio de Salud con la empresa incluía esa y otras cláusulas de secreto, una práctica común en Innovator y otros países europeos. El resultado es una situación opaca en la que los ciudadanos, los parlamentos e incluso los profesionales de la salud no pueden comprender el gasto real en medicamentos financiados con fondos públicos. Esta falta de transparencia también se extiende a los resultados de eficacia de estos tratamientos.
La Ley de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno, aprobada en diciembre de 2013, tiene como objetivo regular el acceso de la sociedad a los datos gestionados por las administraciones públicas. “Solo cuando se escudriñan las acciones de los funcionarios públicos, cuando los ciudadanos pueden entender cómo se toman las decisiones que los afectan, cómo se administran los fondos públicos o bajo qué estándares operan nuestras instituciones, podemos comenzar a hablar de poder público Un proceso socialmente sensible que es crítica, exigente y exige la participación del poder público”, que se puede leer al inicio de la exposición de motivos de la norma.
Sin embargo, la ley también restringe el acceso a cierta información, y su aplicación en la práctica ha sido desigual, especialmente en temas como el precio de los tratamientos innovadores. Aquí están las principales claves para entender el problema.
¿Se mantienen confidenciales todos los precios de compra de medicamentos?
No. La mayoría de los medicamentos y productos sanitarios adquiridos por la administración pública siguen el procedimiento de precios de contratación pública. En algunos casos, los contratos y procedimientos entre Salud y empresas contienen partes confidenciales, pero esto no afectará el precio ni generará disputas. Un ejemplo es una compañía farmacéutica que baja los precios de los medicamentos. Sanidad en general quiere asegurarse de que no se trata de precios bajos imprudentes y pide a las empresas información sobre inventarios, proveedores, sistemas de producción… «Esta información, si se hiciera pública, revelaría aspectos sensibles de la estrategia de la empresa a los competidores». divulgada”, explica José María Gimeno, catedrático de derecho administrativo de la Universidad de Zaragoza y codirector del Observatorio de la Contratación Pública.
¿Por qué se mantienen en secreto esos tratamientos innovadores?
Las empresas farmacéuticas afirman que la novedad de estos tratamientos significa que cualquier divulgación de información, incluidos los precios, podría perjudicar sus estrategias comerciales e intereses financieros. Por esta razón, primero fijan un precio oficial abierto y luego lo descuentan en secreto. Estos contratos también suelen incluir disposiciones para medir los resultados clínicos obtenidos, pero tampoco se divulgan. Según la patronal Farmaindustria, la fórmula «permite al Gobierno español obtener mejores precios que en otros países» y es «en interés de España y de todos los pacientes españoles». La razón es que, sin estas disposiciones, a las empresas en España se les cobrarían los mismos precios, pero más elevados, que los que pagan los países nórdicos más ricos.
Sin embargo, expertos y entidades que abogan por una mayor transparencia cuestionan si estos argumentos pueden resultar opacos. “Si bien en algunos casos el equilibrio entre el derecho a la información y el secreto empresarial puede ser algo complicado, en mi opinión siempre debe prevalecer el derecho a la información del público”, defendió Jesús Lizcano, catedrático de economía, finanzas y contabilidad. Expresidente de la Universidad Autónoma de Madrid y de Transparencia Internacional España.
¿Para qué otras compras el gobierno mantiene los precios en secreto?
“Son comunes las cláusulas secretas en defensa, productos y servicios de seguridad, y todo lo relacionado con tecnologías innovadoras y estratégicas donde una mayor publicidad puede ser contraria al interés nacional”, explicó Gimeno.Estas categorías incluyen la compra de armas, commodities como sistemas de información y tecnología de ciberseguridad, cuya divulgación podría comprometer la seguridad nacional. ¿Deberían los medicamentos innovadores recibir la misma protección? Esto es lo que opina el experto: “En un mercado tan complejo como el de la industria farmacéutica, demasiada transparencia puede derivar en precios más altos, poniendo en riesgo la sostenibilidad del sistema sanitario, o haciendo que las empresas estén más dispuestas a evitar a España en sus estrategias”. Comercializa , dificultaría el acceso de los pacientes al tratamiento», argumentó.
Defensores de la transparencia como Salud por Derecho han criticado las políticas por «subordinar las políticas de salud de los pacientes y de acceso a la información a los intereses comerciales de las empresas», dijo su directora, Vanessa López.
¿Qué dice el poder judicial y ejecutivo?
La Ley de Transparencia defiende en su artículo 1 la necesidad de “ampliar y fortalecer la transparencia de las actividades públicas”, pero también impone algunas restricciones en el artículo 14, entre ellas la “Seguridad Nacional” y los “Derechos de Propiedad Intelectual e Industrial”, porque se ha estipulado por la Ley de Protección de Drogas. Estos términos relacionados con los precios de los medicamentos han tenido diferentes interpretaciones en diferentes departamentos administrativos en los últimos años.
El Ministerio de Salud, a pedido de la Comisión de Transparencia, respaldó la posición de la industria farmacéutica, argumentando que el secreto permite que los nuevos tratamientos estén «disponibles a precios razonables». Cuando estalló el debate sobre la opacidad de las compras de vacunas contra el Covid-19, la Comisión Europea mantuvo una postura similar: “Los contratos están protegidos por razones de confidencialidad, como lo demuestra el alto nivel de competencia en el mercado mundial”.
Por otro lado, para la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), organismo diseñado para velar por la sostenibilidad de las cuentas públicas, la no divulgación de precios penaliza el buen uso de los fondos públicos. “Un aspecto clave relacionado con la contratación y aprovisionamiento farmacéutico es la opacidad y falta de transparencia de los precios farmacéuticos (…), lo que tiene implicaciones muy importantes en las estrategias de gestión y aprovisionamiento y, en definitiva, en la eficiencia”, dijo en uno de sus informes. defender.
Distintas Resoluciones del Comité de Transparencia
La Comisión de Transparencia ha emitido hasta ahora resoluciones mixtas sobre el precio de los tratamientos innovadores, aunque en general prefiere hacerlo así. El punto, describió en una decisión reciente, es que cada caso debe ser examinado minuciosamente, y que las limitaciones impuestas por la ley de transparencia «no significan que el derecho a saber quede automáticamente excluido en cualquier caso».
Según el comité, para rechazar una demanda de precios de medicamentos, el Ministerio de Salud debe demostrar el posible daño a las compañías farmacéuticas al liberar el medicamento, «equilibrado con el interés público». Así quedó establecido en las dos últimas resoluciones sobre la materia, en las que Salud por Derecho y la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) han recurrido a la Comisión por la negativa de Sanidad a informarles sobre dos tratamientos: Veklury, un antiviral coronavirus más conocido durante la pandemia, con el nombre de ingrediente activo remdesivir de Gilead, y Takhzyro, de Takeda Pharmaceutical Co. de Japón, para una enfermedad rara llamada edema agudo vascular genético (AEH).
En esta ocasión, la Comisión de Transparencia coincidió con ellos el pasado mes de octubre, argumentando que mientras existan ciertos “precios técnicos, económicos y financieros”. En este caso, argumentó, debe prevalecer el «derecho a la información».
Declaraciones clave para el futuro
El Ministerio de Salud ha apelado la decisión a través de un procedimiento contencioso administrativo que podría tener importantes implicaciones para el futuro. “Esta será la primera vez que un tribunal tendrá que decidir si prima el derecho a la información o la posición de las farmacéuticas. Creemos que un fallo a favor del primero ayudará a remover capas de opacidad en la cadena de producción y distribución de productos farmacéuticos», dijo Vanessa López.
José María Gimeno reconoció, por el contrario, que existen algunas diferencias en cómo se aplica la legislación de transparencia en España. «Esto es un problema. Si vamos a innovar y atraer inversiones, tenemos que tener claras las reglas del juego, de lo contrario hay cierta inseguridad jurídica», dijo. En su opinión, la reforma en curso de la ley de Medicare será una oportunidad para «aclarar lo que debe y no debe hacerse público».
Por otro lado, Jesús Lizcano cree que para evitar este tipo de discrepancias “debería dictarse una normativa a nivel estatal que haga obligatoria la publicación de los precios”. “No veo que afecte negativamente las condiciones del mercado y que lleve a precios más altos. Claramente, la transparencia de precios genera mayor competencia y eficiencia, según los supuestos económicos más comunes”, insistió.
La relación entre transparencia y salud
Juan Oliva, catedrático de economía de la salud de la Universidad de Castilla-La Mancha, se centra en el impacto negativo de la opacidad en el acceso a la atención de los pacientes. «Un informe de la OCDE muestra que, al igual que España, dos tercios de los países utilizan métodos de pago por resultados o similares para gestionar la incertidumbre sobre la eficacia de muchos tratamientos nuevos. Estas fórmulas miden los resultados clínicos obtenidos si los pacientes mejoran según lo esperado y la salud el sistema paga más o menos dinero a las farmacéuticas. Pero estos resultados también se consideran confidenciales, lo que significa que, por ejemplo, los avances de conocimiento que se hacen en Francia no se conocen en España. Es algo que no tiene mucho sentido, retrasa el conocimiento mientras que el dinero se está gastando en los fármacos más efectivos», concluye.