La inauguración de la X Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo (BIAU) en São Paulo por parte de dos ganadores del Premio Pritzker Latino, Eduardo Souto de Moura y Paulo Méndez da Rocha, refleja su buen impulso. El primero afirma que «A pesar de la crisis en muchos países latinos, la arquitectura iberoamericana claramente no está en crisis». No falta creatividad. Las personas más influyentes señalaron la transformación: La arquitectura crea…
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La inauguración de la X Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo (BIAU) en São Paulo por parte de dos ganadores del Premio Pritzker Latino, Eduardo Souto de Moura y Paulo Méndez da Rocha, refleja su buen impulso. El primero afirma que «A pesar de la crisis en muchos países latinos, la arquitectura iberoamericana claramente no está en crisis». No falta creatividad. Las personas más influyentes apuntan a un cambio: la arquitectura se construye desde abajo, basándose en necesidades más que en una planificación teórica.
Este camino es a la vez revolucionario y difícil. Tiene el potencial de brindar futuro a una profesión que debe encontrar justificación para resolver problemas como la falta de vivienda para dos tercios de la población mundial. Va en contra del declive del negocio que vino con la industria de la construcción en el siglo XX. En América Latina, la necesidad de mejorar los asentamientos precarios coexiste con la urgencia de transformar los barrios marginales en comunidades, como es el caso del propio São Paulo. Se trata de ser guía, escuchar en lugar de imponer. Eso es lo que hacen la mayoría de los arquitectos premiados que se reúnen estos días en las ciudades brasileñas.
El puente entre la Península Ibérica y América Latina es de ida y vuelta. América Latina es una escuela para el mundo en cuanto a cómo trabajar con originalidad y pocos medios. Diana Herrera del estudio colombiano Taller Síntesis lo demuestra. Contó su experiencia en Vigía del Fuerte, un pequeño pueblo ubicado en una selva tropical húmeda sin agua ni electricidad y con un 100% de deterioro de la infraestructura más básica. Un proyecto como este comienza con un arquitecto explicando que lo primero que hay que hacer es fijarse en cómo se ha construido siempre. Lo segundo es cambiar la forma de pensar sobre la arquitectura y, en última instancia, cambiar la vida de la comunidad. «La arquitectura tiene que encontrar allí su forma más simple», afirmó. Esta forma también nace siempre de la observación de tradiciones ancestrales: las casas sobre pilotes están separadas del suelo y protegidas de las inundaciones y de los animales, los tejados inclinados reciclan el agua, las paredes abiertas favorecen la ventilación…
En ocasiones personas como el ecuatoriano Enrique Mora explican cómo el trabajo de la familia hizo posible muchas de las construcciones. Esto es lo que sucedió cuando construyó una casa para la abuela de su esposa con lo que tenía: juncos. En aquella época, los arquitectos, además de actuar como mentores, también se convirtieron en inventores, diseñando sistemas constructivos utilizando los materiales disponibles. «Se trata de conseguir trabajos donde la calidad no dependa del precio, sino de la capacidad de inventar a partir de lo que ya hay», señala.
La Bienal de Venecia, esta vez curada por el Pritzker chileno latino Alejandro Aravena, históricamente se ha centrado más en las tendencias que en la realidad, y este año dio un paso hacia ampliar los horizontes de la arquitectura, buscando romper con la especulación inmobiliaria y dedicarse a hacer una diferencia en la vida de las personas. Fue allí donde los peruanos Jean Pierre Crousse y Sandra Barclay ganaron el León de Plata por el Plan Selva, que involucra Arquitectura, geografía e identidad, tiene como premisa reconsiderar al Perú como un país considerado andino y esencialmente amazónico. 61% del territorio. Crousse explicó que el 70 por ciento de la población se concentra a lo largo de la costa del Pacífico, pero allí sólo se encuentra el 2 por ciento del agua. El sitio es una herencia colonial que «tiene poco interés en las montañas y selvas, donde se concentra el 98% de los recursos hídricos». Fue en la selva amazónica peruana donde el gobierno creó planes de desarrollo que la gente rechazó. «Los niños caminaron cinco horas hasta la escuela y encontraron una escuela con edificios de estilo occidental que se inundaban cada año. «Este es otro legado de la indigestión del colonialismo. «
El arquitecto insiste en que no es la latitud sino la altitud lo que explica su país. «En lugar de dividir al Perú en tres zonas -la costa, la sierra y la selva- son las diferentes altitudes las que definen el territorio y su forma de vida». Por eso el plan Selva, dirigido por el Ministerio de Educación, incluye repensar la educación con base en Amazonía Perú. Se trata de construir edificios prefabricados elevados del suelo, ventilados y protegidos de la lluvia. Se han completado 10. Hay planes para construir 69 escuelas más. En julio hubo un cambio de gobierno en Perú. Ollanta Humala entrega la presidencia a Pedro Pablo Kuczynski. Pero el ministro de Educación es el mismo: Jaime Saavedra. Escuchar y comprender la arquitectura del lugar y de las personas, en lugar de imponer teorías o modus operandi a priori, es verdaderamente transformador. También es una actividad política. Después de su famoso éxito en Medellín, decidieron mapear la iluminación en la ciudad colombiana para examinar si la oscuridad equivalía a un mayor crimen. En las fotografías aéreas nocturnas apareció una gran zona oscura, que resultó ser el tanque de agua. Decidieron utilizar esta infraestructura para crear nuevos espacios públicos donde ningún otro lugar parecía adecuado.