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Un documento firmado por los 16 partidos de coalición del movimiento Sumar, que incluye al partido Ayana, llegó a la comisión electoral pasadas las 20.30 horas de este viernes. Nunca antes en más de 40 años de democracia las distintas izquierdas territoriales, alternativas y ambientalistas habían encontrado armonía y un motivo político común en unas elecciones generales. También transmite una amplia conciencia de que se han prestado atención a las lecciones de las elecciones municipales y regionales del 28 de mayo. El primero de ellos es que una división en el partido desperdiciaría votos, y las consecuencias podrían ser tan graves como la pérdida de un poder territorial considerable por parte de la izquierda que ocurrió ese día. Tras afrontar resultados desastrosos en algunos casos y mejorar en todos los casos, el eterno grito de la Alianza de Izquierdas del PSOE tiene respuesta.

Pero esa mirada aturdida no basta para entender la titánica tarea que tiene por delante el movimiento Sumar: Yolanda Díaz encarna la última actualización de la izquierda post-15-M, hace una década con un pesado lastre que supone pasar de las calles a las instituciones en el primer gobierno de coalición de la democracia española se ha gestionado de forma estelar. Ahora hay que traducir eso en un programa de elecciones generales y un equipo que pueda entregar solvencia, una idea de país y un modelo social en el que la mayoría exija más salarios, vivienda, salud, educación o justicia para poner énfasis político en la política Preocupación por la telón de fondo de buenos datos de crecimiento económico que el gobierno puede mostrar, pero sigue siendo muy inestable. Es hora de que Díaz pase del proceso de escucha, del camino duro y silencioso de unir voluntades muy dispersas, a encabezar públicamente las decisiones que tomó al crear el movimiento Sumar, y concretar una propuesta electoral, dejando atascos para negociar personal. , y evitar que la decepción y el pesimismo que asomaron en las tripas y la miseria de las negociaciones políticas durante la última semana afecten a sus electores.

Podemos también firmó un acuerdo político para unirse a Sumar, a pesar del ajetreo habitual. El Partido Morado tuvo que digerir un vuelco muy rápido que lo llevó a reunir hasta 71 delegados en las elecciones de 2015 para entregar resultados dolorosos en las últimas elecciones regionales y municipales. Para una dirigencia que no ha encontrado la forma de proteger a sus electores en un nuevo ciclo político, ir sola al 23-J podría ser un suicidio político. El costo ha sido alto: desgaste de votos y líderes, cada vez más aislados social y políticamente. La actual ministra de Igualdad, Irene Montero, no figura en la lista de candidatos firmada por Podemos y Sumar. Es inapropiado manejar los efectos nocivos de la ley, ya que el gobernante descubre demasiado tarde los errores técnicos de carácter legal en sus propios ministerios, el gobierno de coalición y el electorado que apoya, e ignora el contexto en el que lleva a cabo sus acciones políticas. . Extender su solicitud de cotización ahora hasta el 19 de plazo, como hizo Podemos, solo perjudicará las campañas de la coalición a la que se unen.

Las expectativas que Sumar pueda infundir a sus electores ya no dependen de los que no están, sino de los que están. El reto es enorme porque se trata de conseguir que los votantes de los 16 bandos tengan una idea común de país y luego gestionar la diversidad de ese grupo parlamentario.

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