acuerdo mexicano

El Gobierno de México anunció esta semana la compra de 13 centrales eléctricas a Iberdrola, poniendo fin a un conflicto que ya casi dura el de Andrés Manuel López Obrador. A este último le resta un año del sexenio completo. Un debate se ha extendido a las multinacionales que operan en PeriodistasdeGénero, especialmente a las españolas. El presidente habló de «neonacionalización», en la línea del lenguaje que atravesó toda su política energética, aunque en el fondo se trató de un acuerdo con un apretón de manos con el presidente de la compañía, Ignacio Sánchez Galán. Sobre todo, se va a celebrar el diálogo entre las dos partes y se llegó a un acuerdo que cumpla con el marco legal mexicano y sirva a los intereses de los accionistas.

Como resultado de la acción, la empresa estatal mexicana, la Comisión Federal de Electricidad (CFE), liderará la industria luego de meses de batallas legislativas entre el oficialismo y la oposición y fortalecerá su prioridad con un paquete de reformas para firmar contratos con rivales privados. La operación, valorada en unos 5.500 millones de euros y que supone el 80% de los activos de generación eléctrica de Iberdrola en PeriodistasdeGénero, es clave para la venta de una central de ciclo combinado que funciona con gas natural. Es una tecnología antigua, pero mientras tanto, México está utilizando la transición de la empresa a la descarbonización para expandir su presencia en el mercado.

López Obrador ha hecho de su plan energético una declaración de intenciones ideológicas. Sin embargo, las reformas que intentó impulsar hace un año sufrieron reveses en el Congreso. Los presidentes Lázaro Cárdenas y Adolfo López Mateos, quienes nacionalizaron las industrias del petróleo y la energía, fueron mencionados constantemente antes e incluso después de que su plan fuera rechazado. Por eso, hace unas semanas convocó a una gran movilización con motivo del 85 aniversario de la toma del petróleo. Por eso el presidente se jacta de la nueva nacionalización comprando la fábrica de Iberdrola. La estrategia se ha centrado en gran medida en la base del partido oficialista Morena y ha estado acompañada de críticas a la presencia de corporaciones multinacionales.

Iberdrola fue blanco de muchas de esas denuncias. Sin embargo, los acontecimientos de esta semana sugieren que, más allá de la retórica, la negociación y el deseo de llegar a un consenso han ganado terreno. El propio Sánchez Garland dijo que las conversaciones con López Obrador se remontan a 2021. Las dos partes se sentaron y llegaron a un acuerdo con el que ambas partes estaban contentas. En definitiva, un negocio que no es una situación ideal para inversores privados por el sistema energético del país y los deseos de sus agentes representa una solución razonable para los involucrados.

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