¿A quién quieres más, a los españoles o a los castellanos?

español o castellano? En un momento en que la identidad es un vehículo importante que atraviesa todos los debates políticos y culturales, los nombres de los idiomas que hablan más de 500 millones de personas en todo el mundo no están exentos de controversia. La Constitución española define el castellano como lengua oficial del país (español), que toda persona tiene el derecho de usar y el deber de conocer. Estas dos denominaciones han establecido siete contra siete en constituciones o leyes en América Latina. Fundéu cree que es mejor utilizar el castellano cuando se hace referencia a expresiones españolas, para distinguirlo de otras lenguas como el catalán, el gallego o el euskera, que también son castellanos; y el castellano, cuando hablamos de la comunidad hispanohablante. Asimismo, el libro de estilo de PeriodistasdeGenero defiende el español en otros españoles y en todos los demás contextos. La RAE es la máxima autoridad en esta materia y supervisa la lengua española.

Hasta ahora, el marco es, digamos, institucional.

Sin embargo, la secta crea controversia y fricciones en diferentes niveles de conflicto dependiendo de la emoción. Los hispanohablantes no tienen adeptos en comunidades donde la lengua coexiste con lenguas regionales. Hablarlo en América Latina, donde está disponible el español, es interpretado por algunos como un tic colonialista. La lingüista Lola Pons reabrió el debate cuando anunció en una entrevista con este diario que prefería hablar español y dejar el castellano para estudiar literatura anterior al siglo XVI. Insiste en que el español no es solo una evolución del castellano, sino que también incorpora elementos de todo el mundo. A partir de estos mimbres, PeriodistasdeGenero interrogó a escritores y lingüistas de un amplio ámbito geográfico, y sus respuestas confirmaron las opiniones divergentes de ambas sectas. Afortunadamente, hay una solución. Vamos a dividirlo en partes.

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Por ejemplo, el escritor vasco Bernardo Atxaga dijo que nunca habló «español» ni dijo «superviviente». Antes decía «Castilla» o «Superviviente». «Es más fácil para mí, eso es todo. Por otro lado, con Castilla no podemos hacer esa cosa tan fea. Ahora estamos empezando a cuestionar la legitimidad de los bautizos por la falta de inversión pública». género, esta vez teniendo en cuenta su territorio».

Según Dolores Villavedra, profesora de Literatura Gallega en la Universidad de Santiago, el español significa «un reconocimiento tácito de la existencia de otras lenguas españolas. Por tanto, su uso es más inclusivo y respetuoso con la diversidad». Recuérdese que el término castellano fue habitual hasta la dictadura de Primo de Rivera, cuando el castellano se publicó sin problema desde 1771 La RAE para gramática sublingual “se convirtió en una etiqueta de español más nacionalista”. Albert Branchadell, profesor de lingüística catalana en la UAB, también insinuó las motivaciones políticas detrás de los términos, diciendo que desde que el régimen de Franco amplió el adagio «Si eres español, hablas español», no «Si eres español, habla castellano». . Además, a nivel histórico, «el castellano como lengua es anterior a la existencia de España como Estado o como concepto político”. Más allá de estas consideraciones, Branchadell insiste en la pertinencia del español en el ámbito internacional y académico. Sexualmente, la Universidad constituye el Departamento de Literatura Española, no Castellana.

Felipe VI hablando en el Congreso Internacional del Español en Córdoba (Argentina) 2019.Mariscal (EFE)

La estudiosa Inés Fernández-Ordonez fue una gran conocedora de Ramón Menéndez Pidal, quien en la década de 1920 impulsó el cambio del asiático al español, pero niega cualquier motivación política para el cambio. «Lo demostró perfectamente en sus escritos, porque el español siempre ha sido estrecho, e incorporó muchos elementos de diferentes lugares. Él mismo escribió cartas contra el dictador de Primo de Rivera, criticándolo abiertamente».

De hecho, el castellano se ha quedado pequeño para nombrar una lengua enriquecida con otras aportaciones, y las lenguas de otros países de Europa y América Latina se han dado a conocer como español. Según Fernández-Ordóñez, fue «la presión del nacionalismo marginal» lo que impulsó el nombre de Castilla tanto en la Constitución republicana de 1931 como en la actual Constitución de 1978.

Fue la «presión del nacionalismo periférico» lo que levantó el nombre de Castilla en la constitución, recuerda la estudiosa Inés Fernández-Ordonez

La percepción que despiertan estas dos palabras según el lugar donde se pronuncien está bien definida por la erudición: en áreas monolingües de habla hispana, el español se considera un «nombre más completo porque da cabida a variantes dialectales de diferentes orígenes, estas variantes dialectales contribuyen a la composición». de la lengua; en estas regiones la palabra castellano suele ser idéntica a la lengua de castellano, pero no necesariamente a la de Aragón o Andalucía»; más bien, en áreas bilingües, se interpreta como «mal uso de la metonimia», ya que también son Español. En América todo cambió: “En el Cono Sur se llama castellano, y rechazan el español porque, en su opinión, así habla España. En cambio, en México, español es el nombre con el que se identifican, y El castellano está asociado a los reinos y conquistadores castellanos, por lo que no suscita simpatías”, apunta el estudioso de la RAE.

En el último Congreso Internacional de Español en Córdoba (Argentina) en 2019, el argentino Mempo Giardineli defendió a los «castellanos de América», Claudia Pinheiro (también argentina) sugirió que el próximo congreso se llamara «Congreso de Lenguas Hispanoamericanas» en El local español.Debido a la inestabilidad que vive PeriodistasdeGenero, se celebrará en Cádiz en 2023 tras un desplazamiento previsto a Arequipa (Perú), pero la fuente de la RAE desmintió que se hubiera llegado a ninguna iniciativa formal o debate a nivel institucional”. En ese congreso insistimos en que se acuerde un término para incluir otros lugares donde se usa el idioma, especialmente América Latina.Por otro lado, gracias a la inmigración, el idioma se extendió por todo el mundo y se convirtió en uno de los temas más comentados. en el mundo. Mientras eso no suceda», recuerda ahora Pinheiro, «lo llamo Castilla. Sin embargo, las cosas no fueron a ninguna parte: “En Córdoba nunca supimos de una propuesta seria para cambiar el nombre del español a otra cosa. Ningún colegio o institución ha hecho nunca esto», asegura la fuente de la RAE. «Entre los lingüistas se suele aludir al español o al castellano americano para resaltar las características fonológicas y léxicas que presenta esta lengua española. La defensa de la diversidad lingüística es uno de los objetivos fundamentales de la Asociación de Institutos de Lengua Española”.

“Son palabras hermanas, aunque cualquier familia tiene recolectores”, dijo Luis García-Montero

El mexicano Jorge Volpi se siente muy cómodo con el español y reconoce las diferencias españolas, nacionales y regionales. “Me atrevería a decir que el individuo, la variedad, es su fortuna.” ¿Vale la pena buscar una denominación más inclusiva? “No creo que sea necesario: cada ponente puede elegir el que más le convenza”. El colombiano Héctor Abad Faciolince sostiene que fue el salto del castellano a América lo que lo convirtió en español: “Entre las lenguas peninsulares se encuentra incluso en gallegos, asturianos, también prevalece entre catalanes y vascos. De carácter americano (internacional) punto de vista es más normal llamarlo español, así como al italiano se le llama italiano sólo en Sólo se conoce en China, más precisamente, es Toscana.

Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, admitió que, como lingüista, prefería el español “porque no nació en Castilla, sino en distintas partes de la península. Una región donde las lenguas conviven”. Dijo que en las anotaciones de Emilia, también hay palabras vascas. “Se trata de la evolución del latín en la convivencia de personas que necesitan entenderse con sus vecinos, personas que caminan entre el latín, el vasco, el asturiano, el gallego y el catalán”. Eso sí, asegura, utiliza ambos términos. «Se trata de hermanos, aunque hay personas exigentes en cada familia».

«Hablo español andaluz, pero mi forma de hablar no refleja el castellano antiguo», dice Lola Pons.

Lola Pons volvió a preguntar: «Hablo español andaluz, y mi manera de hablar no se refleja en este castellano antiguo (y políticamente explotado). Cuando ese castellano como los subhumanos se fue de Castilla, añadió formas gramaticales, fonéticas y léxicas del regiones laterales y meridionales. Ya se habla del Océano Atlántico o del sur de España para nombrar lo que nos une a andaluces y americanos, que es una expresión común en las bibliografías científicas, pero no es un fenómeno social de sobrealimentación».

¿solución? No solo hermanas, Fernández-Ordóñez las llamó sinónimos. “Debe prevalecer la tolerancia, cada hablante elige el que prefiera. No veo ningún sentido en cambiar el nombre del idioma. Está lleno de sinónimos. ¿Tenemos que quitarlos en todos los casos? Además, los cambios de idioma no son por decreto Sucedió. Ninguna agencia o grupo puede cambiar el nombre de un orador que se refiera a la realidad. Si alguien quiere promocionarlo, que así sea. Pero soy escéptico».

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